viernes, 30 de noviembre de 2012

La sociedad civil en México

Aguilar V., Rubén
Miguel Ángel Porrúa, libero-editor
México, 2012

En los últimos 40 años he estado ligado al desarrollo de las organizaciones de la sociedad civil en el país y también en América Latina, primero como colaborador en la acción directa, luego como consultor en procesos de evaluación y planeación estratégica, más tarde también como estudioso del tema y miembro de consejos y patronatos.
El texto responde a seis grandes preguntas: 1) ¿Cómo debemos entender hoy el concepto de ciudadanía y cómo participar en la construcción de lo público?; 2) ¿Qué debemos entender por sociedad civil y cuáles son las estructuras institucionales que están comprendidas en el concepto?; 3) ¿Cuál ha ido el desarrollo histórico de las organizaciones de la sociedad civil en México?; 4) ¿Cuál ha sido la evolución de las organizaciones de la sociedad civil en las últimas décadas, desde el punto de vista organizacional?; 5) ¿Por qué es relevante el fortalecimiento institucional de las organizaciones de la sociedad civil y cómo puede darse?; 6) ¿Cuál es el futuro y cuáles son los retos de las organizaciones de la sociedad civil?
Las repuestas recogen mi reflexión sobre estos temas que se nutre tanto de mi experiencia práctica, he acompañado más de 100 procesos de planeación estratégica de organizaciones de la sociedad civil en México, El Salvador, Nicaragua, Guatemala y Honduras, pero también de mi trabajo académico. Desde 2007 imparto el curso de Sociedad civil y grupos de interés en la licenciatura de Ciencias Políticas y Administración Pública de la Universidad Iberoamericana (Ibero).
A lo largo de los últimos 20 años he escrito muchos artículos sobre el tema de la sociedad civil en periódicos y revistas a los que se hace referencia en el libro, que tiene 316 páginas y cuenta con un prólogo del Dr. Jorge Alonso Sánchez, profesor emérito del Colegio de Jalisco e investigador del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS) de Occidente, con sede en Guadalajara.
En el prólogo el Dr. Alonso plantea que el autor en el texto “desentraña las preguntas que fueron guiando sus indagaciones para hacer surgir nuevos y heurísticos cuestionamientos. Desmenuza saberes académicos, críticas como participante de organismos de la sociedad civil, y vivencias de servidor público para conseguir síntesis superiores. Ofrece un texto que hace avanzar en el conocimiento y que obliga al debate”.
Y añade que en el texto se “examina la amplia y compleja teoría sobre la sociedad civil desde la perspectiva de qué puede aportar para el mejoramiento de las organizaciones de dicha sociedad (…) realiza un seguimiento de las organizaciones de la sociedad civil en el cambiante contexto como en la obligada transformación de sus estructuras internas. Da seguimiento a datos y procesos encuadrados históricamente. Introduce taxonomías y elementos organizadores. Enfrenta problemas y los problematiza. Comparte con claridad cuáles son sus aportes y avances. Reconociendo los límites de lo presentado, delinea caminos que se abren para investigaciones futuras”.
Estoy convencido que la sociedad civil organizada será el actor social clave a lo largo del siglo XXI y he podido constatar, en mis viajes y estudio, que en el mundo y también en México “los grupos y organizaciones se multiplican y con ello también se abren nuevos y complejos frentes de acción. Los ciudadanos asumen papeles y ocupan espacios entes reservados sólo a la acción gubernamental. Esta nueva presencia ciudadana es uno de los datos que definen la modernidad y una de las mayores esperanzas en la construcción social del nuevo siglo”. Los invito a leer el texto.

martes, 20 de noviembre de 2012

Nuevo presidente



Hay nuevo presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), el arzobispo de Guadalajara, el cardenal José Francisco Robles Ortega (Mascota, Jalisco, 1949), que fue elegido por la mayoría de los obispos, en su 94 Asamblea Plenaria, el pasado 14 de noviembre.

Es la primera vez, en los últimos 15 años, que un cardenal es elegido presidente de la CEM. Nunca lo fue el ahora jubilado arzobispo de Guadalajara, el cardenal Juan Sandoval Iñiguez, y tampoco lo ha sido el actual arzobispo de la Ciudad de México, el cardenal Norberto Rivera.

El cardenal Robles Ortega sustituye a su antecesor, el arzobispo de Tlalnepantla, Carlos Aguilar Retes. El nuevo presidente de los obispos fue ordenado sacerdote en 1976 y estudió en los seminarios de Autlán, Guadalajara y Zamora. Después de su ordenación hizo estudios en la Universidad Gregoriana de Roma, dirigida por los jesuitas.

A su regreso de Roma fue párroco del Santuario de Guadalupe y rector del seminario de la diócesis de Autlán y en 1991, después de 11 años de labores académicas, nombrado obispo auxiliar de la diócesis de Toluca, tenía, entonces, 42 años, que es cuando inicia su exitosa carrera dentro de las estructuras jerárquicas de la iglesia mexicana.

En 1996 se le designa obispo titular de la diócesis de Toluca y siete años después, en 2003, arzobispo de Monterrey y estando en esa sede, el papa Benedicto XVI lo nombra cardenal en 2007. En febrero de 2012, sustituye al cardenal Sandoval Iñiguez en el arzobispado de Guadalajara.

Es un obispo al que se considera conservador, pero no se le puede calificar de ultraderecha. Sostiene, sí, las posiciones tradicionales de la Curia Romana en materia de moral sexual, se niega a los matrimonios entre personas de un mismo sexo y también a la libre decisión del aborto. En ese marco se le considera cercano a los fieles, abierto al diálogo y que mantiene una actitud crítica frente al poder político y económico.

No se le asocia con los actos de corrupción de los Legionarios de Cristo, especialistas en la compra de la buena voluntad de los cardenales de la Curia Romana, pero también de algunos obispos mexicanos, y tampoco se le relaciona con el Opus Dei.

En sus primeras declaraciones como presidente de la CEM ha dicho, haciendo referencia a documentos aprobados en esta última asamblea, que la iglesia, en el marco de su tarea evangelizadora, debe de educar para que surja “una nueva sociedad más justa, solidaria y fraterna”. Manifestó también que la iglesia debe de “aportar lo que le corresponde en el futuro común de nuestra patria”.

El cardenal Robles Ortega, como obispo de Toluca, no coincidió con el gobernador Peña Nieto, pero ahora los dos inician su gestión, uno como presidente de México y el otro de la CEM, con sólo días de diferencia. El ahora responsable de los obispos asume su cargo en momentos particularmente interesantes.

La CEM puede ser una instancia crítica con reconocido prestigio social, la iglesia es una de las instituciones mejor evaluadas por los mexicanos, en caso de que el gobierno del presidente Peña Nieto intentara, no hay ahora elementos que así lo indiquen, regresar a los tiempos del autoritarismo de los gobiernos priistas.

Vale la pena seguir con cuidado la gestión del cardenal Robles Ortega al frente de la CEM y también ver cuál es la relación que va a mantener, en el marco de un Estado laico, con el gobierno que va encabezar Peña Nieto.

Oportunidades, el nuevo gobierno



Uno de los mejores coordinadores que ha tenido el Programa Oportunidades ha sido Rogelio Gómez Hermosillo, quien se desempeñó como tal en el gobierno del Presidente Vicente Fox. De una conversación con él retomo ideas que pienso debe tener en cuenta el nuevo gobierno.

De entrada, asegura que el programa es un genuino producto hecho en México y un modelo que ha sido replicado por más de 40 países, que goza de gran reconocimiento internacional por sus resultados y también ha sido muy evaluado por expertos mexicanos e internacionales.

Sostiene que es un programa de desarrollo humano, no asistencial, que busca desarrollar las capacidades (capital humano) de niños, niñas y jóvenes en los hogares en pobreza extrema. Actualmente cubre a 5.7 millones de hogares en 100% de los municipios del país, con un presupuesto de 65,000 millones de pesos.

De Oportunidades se ha evaluado todo: impactos en educación, en salud, en nutrición, en uso de los recursos en los hogares, en la operación e implementación y también en la perspectiva de género. Gómez Hermosillo reconoce que a pesar de sus éxitos innegables, el programa tiene todavía muchos retos.

El nuevo gobierno, para mejorar el programa, debería concentrarse en tres puntos: el primero es elevar los niveles de coordinación interinstitucional entre salud y educación. No hay quien juegue el rol que garantice se presten los servicios y mejore su calidad. El segundo es promover el desarrollo infantil temprano, ya que está probado, el desarrollo humano tiene como punto de partida y acción estratégica la nutrición y la estimulación en los primeros 24 meses de vida (desde el embarazo).

El tercero es garantizar la culminación de la secundaria y la transición a media superior. Se deben desarrollar capacidades que posibiliten el empleo y/o la generación de ingreso por los jóvenes. Hay que atender las causas de la deserción. El desarrollo de las competencias, que exige el mercado, requiere se revise los bachilleratos técnicos y tecnológicos, así como generar opciones de capacitación para quienes ya desertaron del sistema y aún están en edad de formación (menos de 25 años).

Oportunidades funciona bien, pero deben revisarse las acciones complementarias en salud, educación, trabajo y desarrollo social para vincularlas mejor al programa y así garantizar un sistema efectivo de protección social y el desarrollo de intervenciones efectivas que promuevan la generación de ingreso. Hay que garantizar la transparencia y efectividad del padrón único de beneficiarios y el fortalecimiento de la instancia técnica de evaluación y medición de la pobreza.

En los últimos años, Gómez Hermosillo, como consultor internacional, ha asesorado el equivalente al Programa Oportunidades que se implementa en Argentina, Belice, Brasil, Colombia, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Jamaica, Perú y República Dominicana, donde él, me dice, ha podido comprobar, como sucede en México, el éxito del mismo.

viernes, 16 de noviembre de 2012

Fuga en Mí menor

Fuga en Mí menor

Rubén Aguilar

Sandra Lorenzano, Editorial Tusquets, México, 2012, pp. 137

Giulio, el padre de Leo, desapareció en la guerra. Han pasado los años y ahora su hijo trata de saber quién fue. De él sólo tiene una fotografía, en la que aparece como una sombra, un libro del poeta Pavese, que está subrayado, y un lutier. Se le ha dicho que él fue un héroe. ¿Es cierto? ¿Quién es su padre? ¿Cómo saberlo? ¿Dónde quedó sepultado.

La imagen paterna ha sido ocupada por el abuelo Nono, médico florentino. La abuela Mercedes y su madre Gina, que es fotógrafa, acompañan su infancia. Bauer, el laudista, que de joven tuvo un conjunto con sus hermanos, resulta también un personaje clave en su vida. Han emigrado de Europa a la Argentina.

Leo, que es músico, ha perdido la inspiración para componer después de la muerte su madre. En ese impasse se da a la tarea de “descubrir” a su padre, pero lo tiene que hacer solo, porque a quienes podría pedir ayuda ya han muerto.

Develar quién es esa sombra que aparece en la fotografía, dice Lorenzana, “es la historia principal y toda la novela es conocer por qué la imagen de esa sombra le impide crear”. Leo, en la búsqueda de su padre no encuentra nada sobre él.

La música, por un lado, y el hecho de la creación, por otro, son temas que cruzan la novela. La tristeza profunda y la nostalgia de un lugar y tiempo que ya no están recorren el texto. Ha también una reflexión sobre la ausencia, lo que no es, lo que no se sabe que es, pero es parte de ti.

El lenguaje y la construcción de las frases, cortas y tajantes, me pareció un estilo original. A veces la lectura me resultó difícil, pero también siempre atractiva e interesante. Hay un ejercicio intencional de “jugar” con la escritura, que me parece logrado.

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martes, 13 de noviembre de 2012

México en el mercado de Estados Unidos

México en el mercado de Estados Unidos
Rubén
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La participación de los productos elaborados en México y exportados a Estados Unidos alcanza en 2012 el 12.5 por ciento de ese mercado y sólo es superada por Canadá con el 14.3 por ciento y China que tiene el 18.0 por ciento, de acuerdo al Departamento del Comercio del país vecino.

En 2008 la participación de México era del 10.3 por ciento y la de Canadá del 16.5 por ciento. De ese año al 2012, la de México ha crecido en 2.0 por ciento y la de Canadá ha disminuido en ese mismo porcentaje.

La participación de China era del 15.0 por ciento en 2008 y ahora es del 18.0 por ciento. En estos últimos cuatro años el crecimiento ha sido del 3.0 por ciento sólo 1.0 por ciento más que México.

Los especialistas señalan que no ha decaído la competitividad de los productos canadienses, pero que es todavía mayor la de los fabricados en China y México. Es posible que en los próximos cinco años la participación mexicana en el mercado estadounidense supere a la de Canadá.

El aumento del porcentaje del mercado que ahora tiene México en Estados Unidos se debe al crecimiento de las exportaciones manufactureras en especial, en los últimos años, de aparatos de óptica, motores para generación de energía, equipo aeroespacial y productos de sonido.

El total del comercio entre los dos países supera ya los 420 mil millones de dólares al año y México alcanza un superávit que ronda en los 100 mil millones de dólares. Desde que se firmó el TLCAN, son ya 18 años, todos los años la balanza comercial ha sido favorable al país.

Los productos mexicanos son altamente competitivos en el mercado de Estados Unidos y algunos representan entre el 50.0 y el 88.0 por ciento de los que ese país importa. Es el caso de vehículos de motor, transporte de carga, medidores y contadores, equipos de distribución de electricidad, vegetales frescos, madera y carbón para combustible.

El reto de México es superar a China, para convertirse en el primer exportador al mercado estadounidense. Especialistas sostienen que esto será posible en los próximos diez años. Los compradores en Estados Unidos ven que ahora pueden conseguir en México, un poco más caros, productos que compran en China, pero que son competitivos al descontar los costos de transporte y las ventajas del TLCAN. Ya se verá.

viernes, 9 de noviembre de 2012

Milenio: ¡Sí son los muertos de Calderón!


LA HISTORIA EN BREVECiro Gómez Leyva


Entonces, no ves ninguna virtud en la lucha del gobierno del presidente Calderón contra el crimen, le pregunto a Rubén Aguilar a propósito del libro que escribió con Jorge Castañeda, Los saldos del narco: el fracaso de una guerra. Le he dicho que me parece que hicieron un diagnóstico simple, fácil: México vivía en razonable tranquilidad, llegó Calderón urgido de legitimidad, lo mal aconsejaron y emprendió una ofensiva demencial que hundió a México.

—Yo no veo ninguna virtud —responde el ex director de Comunicación de la Presidencia en el gobierno de Vicente Fox.

—Para ti fue “la guerra de Calderón”.

—Estoy absolutamente convencido.

—¿Los muertos son de Calderón?

—Sí —enfatiza—. La estrategia es del comandante en jefe, que es también presidente y jefe del Estado y el gobierno. Él tomó esa estrategia, él la lanzó, la personalizó.

—¿Son los muertos de Calderón?

—¡Son los muertos de Calderón!

—¿60 mil muertos de Calderón, Rubén?

—Serán 112 mil al final.

—¿Y que Calderón pague las consecuencias?

—Ya las está pagando. La historia va a juzgar a este gobierno.

—Estás muy enojado, Rubén.

—Estoy enojadísimo con esta guerra. No debió haber muerto nadie. Había otras maneras. Yo viví una guerra en El Salvador. Cuando el presidente Calderón anunció la guerra en televisión, yo sabía lo que iba a pasar. Y claro que me enojé. Y estoy muy enojado. Nadie debió haber muerto. Ni los criminales tenían por qué morir.

Un libro esencial el de Rubén y Castañeda. Disiento del diagnóstico, pero las propuestas del capítulo final son inteligentes, seductoras. Supongo que ahí Rubén se serenó.

miércoles, 7 de noviembre de 2012

EPN: dudas a despejar

Rubén Aldana
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El próximo presidente de México, Enrique Peña Nieto, al asumir su cargo, el 1 de diciembre, tiene que resolver muy pronto, con acciones y símbolos válidos y creíbles, tres dudas que la mayoría de los mexicanos tiene sobre el nuevo gobierno federal.

La primera es que debe convencer a una buena parte de la ciudadanía, 62% que no votó por él y sí lo hizo por otros candidatos, que realmente va a gobernar para todos y no sólo para los suyos o los que votaron por él.

Hay dudas razonables por parte del electorado de que esto sea así.

La constitución del gabinete puede ser un mensaje contundente que ayude a resolver esta incógnita. Si incluye a personas que no pertenecen a su partido y tienen reconocimiento social puede ser un buen símbolo de que no sólo gobernará con los suyos y que hará un gobierno para todos.

Uno de los errores del presidente Felipe Calderón fue armar un gabinete constituido sólo por amigos de su círculo más cercano, que pronto reveló sus límites. El presidente Peña Nieto no puede repetir ese error y si lo hace le puede costar tanto o más que a Calderón.

La segunda es el temor instalado en una buena parte de la sociedad que la vuelta al PRI implica el regreso de prácticas del pasado entre ellas, sólo para mencionar algunas, el autoritarismo, la corrupción, la impunidad y los favoritismos personales a la hora de repartir cargos y otorgar contratos.

El presidente Enrique Peña Nieto tiene que dar muestras claras que la vuelta al pasado no es sólo imposible, por el desarrollo del propio país y el avance de la conciencia ciudadana, sino porque hay una voluntad decidida de su parte para que la rueda de la historias no camine hacia atrás.

La tercera es que debe demostrar la real existencia de un nuevo PRI, no sólo en el discurso, sino por la vía de los hechos. La manera que se ha comportado el PRI en la reforma laboral no revela la existencia de un nuevo partido con mentalidad moderna y progresista, sino más bien, por la razón que sea, muestra lo contrario.

El discurso que enarbole el presidente Peña Nieto, pero sobre todo las acciones que emprenda, deben dar cuenta, para que sea creíble, de que en verdad existe un nuevo y desconocido PRI, que se irá descubriendo en el ejercicio diario de la Presidencia por él encabezada.

Las dudas son razonables y tienen origen en una historia de 72 años y el nuevo Presidente está obligado a despejarlas, para su bien, pero en aras de poder avanzar, con el apoyo ciudadano, en los proyectos de gobierno que se proponga a lo largo de su gestión.

Es evidente que no es lo mismo gobernar con la anuncia de la gran mayoría de los ciudadanos que sólo con la simpatía de parte de la misma. Ése es el punto y la solución de las dudas depende de lo que haga o deje de hacer el presidente Peña Nieto.

martes, 6 de noviembre de 2012

Más obstáculos

 Más obstáculos

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La semana pasada publiqué en esta misma columna el artículo “Obstáculos, para el desarrollo de la sociedad civil”. De los comentarios que recibí les comparto el del Dr. Leonel Zúñiga, investigador de temas educativos, que ha sido funcionario internacional, trabajó algunos años en la OEA, y también del gobierno federal y del Estado de Nuevo León.

En su comentario, mi amigo Leonel, él y yo hemos trabajado proyectos en conjunto, me escribe que está de acuerdo con los 14 obstáculos que planteo, pero piensa que se deben añadir los seis que trascribo a continuación:

1. Monopolio gubernamental y partidario de lo público y de lo político. La participación ciudadana en el quehacer público tiende a pensarse como concesión y no como derecho y deber fundamental de todos los ciudadanos. Tanto los aparatos de gobierno como los de organización política debieran estar al servicio de los ciudadanos.

2. Escaso reconocimiento de la ciudadanía como fundamento y justificación de la responsabilidad social.

3. Creencias que asimilan la acción y la responsabilidad pública con el funcionamiento de los aparatos de gobierno y de los partidos políticos.

4. Segregación de la responsabilidad ciudadana, la organización política y los aparatos de gobierno. Los políticos y los gobernantes son, ante todo, para bien o para mal, ciudadanos.

5. Debilidad local, en las entidades federativas y municipio, de la acción política y de los instrumentos de gobierno.

6. Interpretación ambigua del federalismo. Todavía predomina una concepción centralista de la vida pública.

Pienso que los seis obstáculos que añade Leonel  complementan los expuestos la semana pasada y también, en algunos casos, profundiza en los mismos. Ahora tenemos 20 obstáculos que explican, por lo menos en parte, el débil desarrollo de las organizaciones de la sociedad civil en México y también en buena parte de los países de América Latina.

Los invito a seguir dialogando sobre el tema.