miércoles, 27 de febrero de 2013

El gobierno del Vaticano


A partir de las 8 de la noche de mañana, 28 de febrero, el gobierno de la Iglesia Católica y el Estado Vaticano quedarán en manos de un consejo de cardenales, presidido por el cardenal camarlengo Tarcisio Bertone, el actual secretario de Estado, quien ha tenido esta responsabilidad en el papado de Benedicto XVI.

Estos cardenales han sido elegidos al azar entre sus pares y actúan como un gobierno provisional hasta el nombramiento del nuevo papa.

Este grupo, ante la dimisión de Benedicto XVI, se enfrenta a una nueva situación como lo planteó el jesuita Federico Lombardi, portavoz del Vaticano.

La tarea central de estos cardenales, hasta la anterior elección papal, se centraba en preparar los funerales del Pontífice fallecido y emitir la fecha y convocatoria del cónclave, para elegir al nuevo papa, según la normativa de la constitución apostólica Universal Dominici, promulgada por Juan Pablo II en 1996.

En esta ocasión y por primera vez en 719 años no hay Papa muerto. El cónclave, en el protocolo pasado, no podía ser citado antes de los tres días que el papa fallecido era expuesto en la Basílica de San Pedro y los nueve días del novenario para rezar por su alma.

La dimisión de Benedicto XVI no sólo implica que se pone fin al ejercicio del papado de manera vitalicia, una decisión que seguramente llegó para quedarse, sino también un cambio en la concepción misma del ser Papa y en el carácter de su gobierno.

Benedicto XVI firma su dimisión como Obispo de Roma y sucesor de San Pedro y no como Vicario de Cristo, expresión utilizada desde el siglo XII.

El teólogo suizo Hans Küng, colega del Papa en el Vaticano II, le había recomendado que cambiara ese título por ser teológicamente inexacto.

Ha pasado desapercibida la importancia de este cambio que resulta clave y es una aportación fundamental del teólogo, que es Benedicto XVI. El Papa deja de ser el representante de Cristo en la Tierra, para ubicarse como lo que es: el sucesor de Pedro en el gobierno de la Iglesia con sede en Roma. El cambio no es cosa menor.

Este gobierno interino será muy breve porque la elección en el cónclave será rápida al no haber grandes diferencias teológicas entre los 117 cardenales con derecho a votar.

El 60% de lo mismo fue nombrado por Benedicto XVI y el otro 40% por Juan Pablo II.

Están también urgidos por los tiempos. La celebración de la Semana Santa inicia el 25 de marzo y para esas fechas ya debe estar nombrado el sucesor de Pedro que habrá de presidir las mismas.

Así va a iniciar su trabajo pastoral como obispo de Roma.

Benedicto XVI, con su dimisión consciente y libre, imprime una serie de cambios fundamentales al gobierno de la Iglesia Católica, al Estado Vaticano y a la concepción misma del ejercicio del papado.

Este teólogo conocedor profundo de la iglesia sabe bien lo que ha hecho. La historia lo va a recordar.

lunes, 25 de febrero de 2013

Cincuenta solicitudes, para hacerse partido



El Instituto Federal Electoral (IFE) recibió 50 solicitudes de organizaciones que pretenden hacerse partidos políticos y las que cumplan con los requisitos  establecidos por la ley electoral gozarán de tal estatuto a partir del 1 de agosto del 2014.

Así, podrán participar en la elección federal de julio del 2015.

La mayor de las exigencias, la que se convierte en piedra de toque, es poder organizar 200 asambleas distritales (existen 300 distritos en el país) o 16 asambleas estatales y garantizar la asistencia a las mismas del equivalente a 0.26% del padrón electoral que suma unos 220,000 ciudadanos, de un registro que rebasa los 80 millones de electores.

Ahora a nivel nacional sólo existen siete partidos (PRI, PAN, PRD, PVEM, Panal, PT y MC) y no deja de sorprender el gran número de las solicitudes que se han presentado.

El cumplir con los actuales requisitos de la ley no es imposible, pero tampoco es fácil. Quienes han presentado su solicitud saben de ellos y piensan que los pueden cumplir.

La realidad es que muy pocas de estas organizaciones van a poder resolver las exigencias de la ley y sólo un número reducido, no más de cinco, en el mejor de los casos, responderán a los requerimientos.

Entre éstas, seguramente el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), que lidera Andrés Manuel López Obrador, y Concertación Mexicana (CM), que encabezan Manuel Espino y René Arce. Ya se verá.

De las organizaciones que pretenden hacerse partido algunas son conocidas, pero la gran mayoría no.

El nombre de los grupos da idea de la variedad del propósito e ideología de los mismos. Siete hacen referencia a la ciudadanía, cinco a la revolución, cuatro a la democracia, tres a la migración, y con dos menciones están los jóvenes, el socialismo, la Constitución, las nuevas tecnologías.

De los 21 restantes cada uno representa una idea distinta y entre éstas se encuentran la libertad, el humanismo, la prosperidad y la evolución.

¿Qué explica que tantas organizaciones pretendan hacerse partido? Lo que parece evidente es que estos grupos buscan el financiamiento público al que tienen derecho los partidos registrados.

En principio eso es legítimo, pero pone de manifiesto la carencia que existe en el país de fondos públicos para apoyar a las organizaciones de la sociedad civil (OSCs).

Éstas, entonces, intentan hacerse partido cuando no tendrían por qué hacerlo.

La gran mayoría de las OSCs que existen en el país, no más de 30,000, pocas en comparación con otros países, no recibe recursos públicos para desarrollar sus actividades, al contrario de las que existen en Estados Unidos y los países de la Unión Europea, que buena parte de su financiamiento lo obtienen de los gobiernos.

Entre quienes solicitan el registro hay personas que siempre han vivido de la política, pero también una buena parte son organizaciones sociales que requieren fondos para continuar con sus actividades. Es un problema que exige solución.

martes, 19 de febrero de 2013

Trabajo en red



Las experiencias de las OSCs que trabajan en red en América Latina muestra que éstas crecen en conocimiento del sector y sus posibilidades; se hacen de nueva información y conocimientos sobre los temas de su especialización.

Por: Rubén Aguilar

Crece el consenso sobre que el trabajo en red constituye una  característica distintiva de la acción desarrollada por las  Organizaciones de la Sociedad Civil (OSCs) y que esta modalidad genera alianzas y sinergias en el sector, para hacerlo más efectivo y lograr un mayor impacto.

El trabajo en red se entiende como la articulación concertada de las OSCs que trabajan en torno a un mismo tema con el propósito de sumar esfuerzos y recursos y así obtener mejores resultados del trabajo si cada OSCs lo hiciera de manera individual.

Se asume que el trabajo en red, que implica superar posiciones localistas y sobre todo individualistas, potencia la acción que desarrolla cada una de las partes que integran la red, que opera como el todo, y crecen las posibilidades de éxito de lo que se proponen realizar.

Las experiencias de las OSCs que trabajan en red en América Latina muestra que éstas crecen en conocimiento del sector y sus posibilidades; se hacen de nueva información y conocimientos sobre los temas de su especialización; se generan nuevos niveles de exigencia y profesionalismo;  actúa como un benchmarking, que permite ubicarse mejor con relación a los otros; se obtienen mejores resultados y mayor impacto de los mismos.

El trabajo en red exige, por lo menos, seis grandes requisitos: 1) Superar el individualismo: Asumir que en la relación con los otros se puede hacer más y tener mayor visibilidad, influencia e impacto; 2) Compromiso: Estar presente en toda la dinámica (proceso) y la voluntad de participar hacerla acción; 3) Confianza: Asumir que los otros buscan lo mismo y no tratan de sacar ventaja; 4) Compartir: Estar dispuestos a poner en común las experiencias, los conocimientos; los recursos humanos, materiales y financieros; 5) Apertura: Reconocer que hay puntos de vista y prácticas distintas a las propias, pero que todas suman; 6) Construcción común: Asumir no hay cosas hechas y la acción se diseña en conjunto con los otros.

Las posibilidades de éxito del trabajo en red dependen de la capacidad que se tenga de responder con mucha claridad a la pregunta: ¿Qué queremos lograr con el trabajo en red? A partir de esta respuesta, en la que todos deben coincidir, se construye todo lo que sigue. Sin una respuesta precisa y consensada no hay posibilidad de avanzar y seguramente se habrá de fracasar.

lunes, 18 de febrero de 2013

Ecuador: Correa gana




Por: Rubén Aguilar


Quito. El presidente Rafael Correa (49), del partido Alianza País (AP), ha sido reelecto para gobernar por cuatro años más a Ecuador, como lo indicaban todas las encuestas. Al cumplir este periodo habrá gobernado su país por 10 años de manera ininterrumpida.
En los pasados seis años, Correa, quien ganó la Presidencia por primera vez en enero de 2007, se ha hecho de una gran base de apoyo y logrado altos niveles de aceptación con programas sociales de gran cobertura, por un lado, pero también poniendo orden en la vida pública en un país donde los gobiernos anteriores fueron muy impopulares.

El acceso al poder de Correa, que antes de ingresar a la política fue profesor de Economía en la universidad, no se puede explicar sin la búsqueda de alternativas por parte de la ciudadanía harta de las recurrentes crisis económicas e institucionales que vivía el país a manos de los políticos tradicionales.
En el 2008 promovió y obtuvo la promulgación de una nueva Constitución, que le abrió el espacio para una nueva elección, a dos años de haber obtenido la Presidencia, y la posibilidad de una reelección presidencial por una sola vez, cosa que ahora ha ocurrido.

Las promesas de campaña se concentraron en que de ganar continuaría con las conquistas de su gobierno socialista y que impulsaría la reforma agraria, ampliaría los servicios de salud y la educación y diversificaría la economía, para reducir la dependencia de la venta del petróleo. La oposición a Correa presentó en esta elección a siete candidatos y eso lo benefició al dividirse el voto. En la campaña, sus adversarios denunciaron el creciente estatismo del gobierno y también que el Presidente no actúa como un líder democrático, sino autoritario. Los cuestionamientos opositores no hicieron mella en la mayoría del electorado y Correa ha triunfado en forma contundente y hecho innecesario la segunda vuelta considerada en caso de que el candidato ganador no obtenga 51% de los votos o logre una diferencia de 10 puntos sobre el segundo lugar.

El candidato opositor más competitivo, pero lejos del ganador, resultó ser el exbanquero Guillermo Lasso ­(57), quien logró atraer el voto de sectores de las clases medias de las grandes ciudades del país, que se manifiestan contrarias a Correa.

A pesar del carácter socialista de su gobierno, Correa negocia ahora contratos con empresas canadienses para explotar yacimientos de oro, cobre y plata, y ha convocado a una licitación internacional para desarrollar una cuenca petrolera en una zona virgen.

La actual Constitución no le permite volver a reelegirse y ahora son mayoría los que se niegan a un cambio de la misma que pudiera abrirle la posibilidad de volver a ser candidato a la Presidencia. Hay un sector minoritario que ve con simpatía esa posibilidad. La duda, con todo, se mantiene.