lunes, 30 de abril de 2012

Elección, día 32


Hoy se cumplen 32 días de campaña, ha pasado un tercio de la misma, y sólo faltan 58 jornadas para que llegue a su fin. La contienda hasta el momento ha resultado plana y poco interesante. Los candidatos y los partidos no se han salido de los cartabones más tradicionales.
El candidato del PRI-PVEM, Enrique Peña Nieto, se mantiene firme y obtiene una preferencia bruta de 40.0 % y aventaja en 18.5 % al segundo lugar (Mitofsky, 25.04.12). Esta diferencia le permite seguir en una estrategia que evade cualquier riesgo, cosa que haría cualquier candidato con esa distancia.
El priísta en ningún momento se ha visto obligado a hacer ajustes o cambios y cada vez está menos abierto a enfrentar situaciones en las que pudiera recibir críticas o se expusiera a cometer errores. Su campaña es de manual y no se ve nada que lo obligue a cambiar. Continúa flotando en un colchón de seguridad.
Josefina Vázquez Mota, la candidata del PAN, tiene una preferencia bruta de 21.5 por ciento. Después de un inicio desafortunado y lleno de contratiempos se vio obligada a realizar cambios en su equipo y también a corregir la estrategia. Ahora se ve más relajada y segura que al inicio y también han mejorado sus eventos.
La panista, con todo, ha perdido algunos puntos con relación al mes anterior y los cambios que ha hecho no han sido suficientes, por lo menos hasta ahora, para, primero, evitar su caída y, después, elevar su intención de voto. Ella, su equipo y partido, al mes de campaña, están obligados a hacer cosas distintas para meterse en la contienda.
El candidato del PRD-PT-MC, Andrés Manuel López Obrador, cuenta con una preferencia bruta de 18.0 por ciento. La estrategia de campaña con la que inició se mantiene hasta el momento. Se le quiere hacer pasar como un hombre pacífico y capaz de reconocer los errores que haya podido cometer en el pasado cuando se le tachó de rijoso e intransigente.
Su imagen ha mejorado y en la relación entre las opiniones negativas y positivas ahora dominan estas últimas. La nueva imagen, con todo, no le ha permitido elevar su intención de voto. Se conserva en el tercer lugar y su acercamiento al segundo no se da porque crezca sino por los votos perdidos por la candidata panista.
La campaña, a pesar del esfuerzo y los gastos, hasta ahora no ha contado. Los candidatos se mantienen en la posición de arranque y conservan más o menos la misma intención de voto. Todo indica que en una campaña de 90 días la victoria se finca antes de que ésta arranque. Eso sería un dato nuevo. En la del 2000 y el 2006 perdieron los que entraron ganando.
La imagen de Peña Nieto se construyó a lo largo de seis años como Gobernador del Estado de México, con las posibilidades financieras y mediáticas que eso le dio, mientras que López Obrador ya no tenía cargo y Vázquez Mota pasó por dos secretarías y una diputación, que no ofrecen posibilidad de estar en la memoria de los electores. En los próximos 58 días se verá si es posible revertir esta situación.

"El imperio eres tú"


Javier Moro
Editorial Planeta
México, 2011
pp. 553

La historia de la monarquía portuguesa en Brasil y la constitución de la casa reinante en los territorios coloniales y después como país independiente. El rey Juan VI, de la casa Braganza, casado con Carlota Josefina, hermana de Fernando VII, rey de España de la casa Borbón, abandona Portugal el 26 de noviembre de 1806. La corte en pleno se traslada a Brasil huyendo de la invasión napoleónica a la península Ibérica.
El rey Juan VI permanece en Brasil hasta 1821 cuando  después de 14 años regresa a instalarse en Lisboa a donde arriba el 4 de julio de ese mismo año. Pedro, el hijo mayor del rey, contrae matrimonio con Leopoldina, de la casa de Habsburgo, hija de Francisco II, el emperador del imperio austro-húngaro, en noviembre de 1817. Del matrimonio nacen: María de la Gloria (1819-1853), futura reina de Portugal; Miguel (1820); Juan Carlos (1821-1822); Juana María (1822-1901); Paula Mariana (1823-1833); Francisca (1824-1898) y Pedro de Alcántara (1825-1891), futuro Emperador del Brasil, con el nombre de Pedro II.
A partir de Leopoldina, el autor describe el papel de las mujeres de la nobleza, que todavía en el siglo XIX consistía en tres grandes tareas: casarse con otro noble y abandonar la casa paterna desde muy joven; aguantar y someterse, sin más, a su marido; garantizar la sucesión dando hijos sin parar. Leopoldina muere en 1826 y su vida raya en la tragedia. Pedro I se casa de nuevo con la princesa Amelia de Beauharnais (1812-1873) en octubre de 1929. Del matrimonio nace María Amelia (1831-1853).
La obra permite conocer la problemática del rey que se ve en la necesidad de gestionar un gobierno independiente a Portugal. Al principio Pedro I permanece como regente, pero para hacer frente a los reclamos de los nacionalistas “rompe” con la casa reinante de Portugal y declara la independencia de Brasil el 7 de septiembre de 1822. El 12 de octubre de ese mismo año es proclamado emperador y coronado formalmente el primero de diciembre.
Los ideales liberales de Pedro I pronto quedan en el olvido y hace aprobar una Constitución, proclamada el 24 de febrero de 1824, que le otorga poderes casi absolutos. El emperador se enfrenta a intentos separatistas, que logra controlar, pero es incapaz de evitar la declaración de la independencia, en 1825, de la  Provincia Cisplatina (hoy Uruguay), que había sido anexada a Brasil en 1821.
Pedro I, a la muerte de su padre, decide sucederle  como rey de Portugal, pero frente a la amenaza que representan los seguidores de su hermano Miguel, abdica el 12 de mayo de 1826 a favor de su hija, María II, que deberá casarse con su tío Miguel. En ese entonces María tiene siete años. En medio del desprestigio personal y una crisis económica y política Pedro I, para salvar la monarquía, abdica como emperador de Brasil, a favor de su hijo Pedro II, el 7 de abril de 1831.
De regreso a Portugal se enfrenta a su hermano Miguel que había usurpado el trono. En 1834 lo derrota y el trono vuelve a manos de María II, su hija. En 1834, a los 35 años, Pedro I muere en Lisboa, a causa de una tuberculosis en Queluz, el palacio donde había nacido. Pedro II, el hijo de Pedro I, es derrocado en 1888 y se declara la república. Se exilia en Francia donde muere en diciembre de 1891.
El “retrato” que el autor hace de Leopoldina, la culta princesa europea, y de Domitila de Castro, la amante brasileña de Pedro I, resultan atractivos. Son expresión de dos mundos culturales distintos. Lo es también el retrato de Noémie, la joven francesa con la que vive su primer amor. Es muy interesante la figura de José Bonifacio, el inteligente y culto mentor de Pedro, amigo de Leopoldina y ministro del rey, que después será apartado de la corte. Un personaje peculiar, nunca de primer orden pero siempre presente, es Chalaza, el amigo personal del rey que lo acompaña a lo largo de su vida.
El autor al final del texto escribe una nota: “Los acontecimientos aquí narrados han existido realmente. Los personajes, las situaciones y el marco histórico son reales, y su reflejo fruto de una investigación exhaustiva. He dramatizado escenas y recreado diálogos sobre la base de mi propia interpretación para contar por dentro lo que los historiadores han contado desde fuera” (p.548). La lectura de la novela, que abunda en la historia familiar, pero también en fechas, descripciones de revueltas y discusiones en el parlamento, deja esa sensación. Me quedo con la idea que es una novela, pero que está muy bien documentada en textos y documentos históricos. En la bibliografía se ofrecen 55 títulos sobre la historia de la monarquía brasileña a los que recurrió el autor, para escribir la obra. (La novela es Premio Planeta 2011)

saludos,
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viernes, 27 de abril de 2012

Fin a la guerra: Fox


Las declaraciones y puntos de vista del Presidente Vicente Fox (2000-2006) siempre resultan polémicos y provocan todo tipo de reacciones, pero nunca son indiferentes a los medios y a la sociedad. En la pasada VI Cumbre de las Américas hizo llegar a los líderes ahí presentes el mensaje “Basta de guerra, alcancemos la paz”.
El texto manifiesta que “es un imperativo acabar con la guerra y alcanzar la paz”. Desde hace dos años que Fox ha insistido de manera pública, mediante declaraciones y artículos, en la necesidad de abandonar la lógica de la “guerra” en la lucha al narcotráfico y también se ha pronunciado por la legalización de las drogas como lo han hecho otros que también fueron presidentes en América Latina.
En el comunicado insiste en la necesidad de cambiar de paradigma, para terminar con la prohibición de las drogas y “pasar a un régimen con leyes” que con reglamentos ordene y regule su consumo, como ocurre con el alcohol y el tabaco, en el entendido que “la persona en el ejercicio de su libertad debe hacerse responsable de sus actos” y “el Estado debe garantizar su seguridad”.
Fox insiste, ya lo había dicho en otras ocasiones, que “la guerra se da en nuestros países”, pero que Estados Unidos es el gran consumidor y de ahí también provienen las armas de los narcos. En su visión se debe “separar violencia y crimen” del tema de la salud como ya lo han planteado muchos especialistas y otros países, incluido Estados Unidos, que siempre mantienen un doble discurso. Los exorbitantes montos de recursos que hoy se utilizan en la guerra “deben emplearse en educación y desarrollo”, dice Fox, y que abatir la violencia requiere de un cambio de estrategia que exige, entre otras cosas, la “aplicación rigurosa de la ley” y los métodos policiacos profesionales en el marco de una “seguridad democrática” que garantice a los ciudadanos “el pleno respeto de los derechos humanos y debido proceso jurídico”.
Me consta que desde los primeros meses del actual gobierno, en marzo del 2007, Fox planteó al presidente Felipe Calderón buena parte de las ideas aquí expuestas. Él vio, al anuncio de la estrategia de la “guerra” adoptada por Calderón, que no era la decisión correcta y previó lo que iba a ocurrir. El nuevo Presidente, está a la vista, no escuchó los razonamientos de su antecesor.
De los escasos acuerdos de la VI Cumbre, se pide a la Organización de Estados Americanos (OEA) que analice la estrategia prohibicionista y punitiva, que para muchos ha probado su fracaso, y busque alternativas que resulten mejor para hacer frente, reduciendo al máximo la violencia y los muertos, al problema de la producción, trasiego, distribución y consumo de las drogas. El mensaje de Fox camina en esa dirección.
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martes, 24 de abril de 2012

Suu Kyi, Nobel de la Paz

El pasado primero de abril fue electa como parlamentaria de Myanmar (antes Birmania), la líder opositora y premio Nobel de la Paz, Aung San Suu Kyi (66). Ella ha luchado, por más de tres décadas, contra la dictadura militar de su país que detenta el poder desde 1962, hace ya 50 años.
La Junta Militar, como parte de las reformas exigidas por la comunidad internacional, realizó elecciones en noviembre de 2010, estaban suspendidas desde 1990, y surge así un “gobierno civil”, que se sabe está controlado por los militares.
En esta ocasión se elegían a 45 parlamentarios, de la cámara baja y alta, para sustituir las vacantes de quienes se han incorporado a cargos en el gobierno. En un hecho sin precedente 40 de los puestos los gana la Liga Nacional para la Democracia (NLD), el partido de Suu Kyi.
Una de esas posiciones es para esta mujer, pequeña y delgada, de voluntad invencible que obtuvo el Premio Nobel de la Paz en 1991, por su lucha pacífica a favor de la democracia y el fin de la sistemática violación de los derechos humanos por la dictadura militar.
Las elecciones de 1990 las ganó abrumadoramente el NLD (siglas de la Liga en inglés), pero no fueron reconocidas por los militares. Ella no participó porque estaba en arresto domiciliario situación en la que vivió por más de 20 años. Fue liberada después de las elecciones de 2010.
El gobierno se puede ver favorecido y también ganar cierto prestigio con el ingreso de Suu Kyi al Parlamento. El mensaje que estaría mandando es que está dispuesto a seguir con el proceso de “apertura”. La oposición, en todo caso, sólo representa una pequeña minoría en la Cámara baja.
Un general retirado, Thein Sein, quien ganó la presidencia en la elección de 2010, ha hecho algunos cambios, como la liberación de cientos de presos políticos, pero todavía no han sido suficientes para que la comunidad internacional levante sus sanciones al gobierno.
Las próximas elecciones presidenciales serán en 2015 y en ellas, de seguir la apertura, el NLD podría jugar un papel relevante. Los funcionarios de Naciones Unidas y analistas que siguen los acontecimientos en Myanmar hablan de que esta elección resulta “crucial en la historia” del país. Habrá que ver.

Fin a la guerra: Fox

Las declaraciones y puntos de vista del Presidente Vicente Fox (2000-2006) siempre resultan polémicos y provocan todo tipo de reacciones, pero nunca son indiferentes a los medios y a la sociedad. En la pasada VI Cumbre de las Américas hizo llegar a los líderes ahí presentes el mensaje “Basta de guerra, alcancemos la paz”.
El texto manifiesta que “es un imperativo acabar con la guerra y alcanzar la paz”. Desde hace dos años que Fox ha insistido de manera pública, mediante declaraciones y artículos, en la necesidad de abandonar la lógica de la “guerra” en la lucha al narcotráfico y también se ha pronunciado por la legalización de las drogas como lo han hecho otros que también fueron presidentes en América Latina.
En el comunicado insiste en la necesidad de cambiar de paradigma, para terminar con la prohibición de las drogas y “pasar a un régimen con leyes” que con reglamentos ordene y regule su consumo, como ocurre con el alcohol y el tabaco, en el entendido que “la persona en el ejercicio de su libertad debe hacerse responsable de sus actos” y “el Estado debe garantizar su seguridad”.
Fox insiste, ya lo había dicho en otras ocasiones, que “la guerra se da en nuestros países”, pero que Estados Unidos es el gran consumidor y de ahí también provienen las armas de los narcos. En su visión se debe “separar violencia y crimen” del tema de la salud como ya lo han planteado muchos especialistas y otros países, incluido Estados Unidos, que siempre mantienen un doble discurso. Los exorbitantes montos de recursos que hoy se utilizan en la guerra “deben emplearse en educación y desarrollo”, dice Fox, y que abatir la violencia requiere de un cambio de estrategia que exige, entre otras cosas, la “aplicación rigurosa de la ley” y los métodos policiacos profesionales en el marco de una “seguridad democrática” que garantice a los ciudadanos “el pleno respeto de los derechos humanos y debido proceso jurídico”.
Me consta que desde los primeros meses del actual gobierno, en marzo del 2007, Fox planteó al presidente Felipe Calderón buena parte de las ideas aquí expuestas. Él vio, al anuncio de la estrategia de la “guerra” adoptada por Calderón, que no era la decisión correcta y previó lo que iba a ocurrir. El nuevo Presidente, está a la vista, no escuchó los razonamientos de su antecesor.
De los escasos acuerdos de la VI Cumbre, se pide a la Organización de Estados Americanos (OEA) que analice la estrategia prohibicionista y punitiva, que para muchos ha probado su fracaso, y busque alternativas que resulten mejor para hacer frente, reduciendo al máximo la violencia y los muertos, al problema de la producción, trasiego, distribución y consumo de las drogas. El mensaje de Fox camina en esa dirección.
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lunes, 23 de abril de 2012

Fin a la guerra: Fox

Las declaraciones y puntos de vista del Presidente Vicente Fox (2000-2006) siempre resultan polémicos y provocan todo tipo de reacciones, pero nunca son indiferentes a los medios y a la sociedad. En la pasada VI Cumbre de las Américas hizo llegar a los líderes ahí presentes el mensaje “Basta de guerra, alcancemos la paz”.
El texto manifiesta que “es un imperativo acabar con la guerra y alcanzar la paz”. Desde hace dos años que Fox ha insistido de manera pública, mediante declaraciones y artículos, en la necesidad de abandonar la lógica de la “guerra” en la lucha al narcotráfico y también se ha pronunciado por la legalización de las drogas como lo han hecho otros que también fueron presidentes en América Latina.
En el comunicado insiste en la necesidad de cambiar de paradigma, para terminar con la prohibición de las drogas y “pasar a un régimen con leyes” que con reglamentos ordene y regule su consumo, como ocurre con el alcohol y el tabaco, en el entendido que “la persona en el ejercicio de su libertad debe hacerse responsable de sus actos” y “el Estado debe garantizar su seguridad”.
Fox insiste, ya lo había dicho en otras ocasiones, que “la guerra se da en nuestros países”, pero que Estados Unidos es el gran consumidor y de ahí también provienen las armas de los narcos. En su visión se debe “separar violencia y crimen” del tema de la salud como ya lo han planteado muchos especialistas y otros países, incluido Estados Unidos, que siempre mantienen un doble discurso. Los exorbitantes montos de recursos que hoy se utilizan en la guerra “deben emplearse en educación y desarrollo”, dice Fox, y que abatir la violencia requiere de un cambio de estrategia que exige, entre otras cosas, la “aplicación rigurosa de la ley” y los métodos policiacos profesionales en el marco de una “seguridad democrática” que garantice a los ciudadanos “el pleno respeto de los derechos humanos y debido proceso jurídico”.
Me consta que desde los primeros meses del actual gobierno, en marzo del 2007, Fox planteó al presidente Felipe Calderón buena parte de las ideas aquí expuestas. Él vio, al anuncio de la estrategia de la “guerra” adoptada por Calderón, que no era la decisión correcta y previó lo que iba a ocurrir. El nuevo Presidente, está a la vista, no escuchó los razonamientos de su antecesor.
De los escasos acuerdos de la VI Cumbre, se pide a la Organización de Estados Americanos (OEA) que analice la estrategia prohibicionista y punitiva, que para muchos ha probado su fracaso, y busque alternativas que resulten mejor para hacer frente, reduciendo al máximo la violencia y los muertos, al problema de la producción, trasiego, distribución y consumo de las drogas. El mensaje de Fox camina en esa dirección.

viernes, 20 de abril de 2012

La expulsión

El autor -que fue jesuita- narra en una síntesis coherente el problema institucional y el drama personal de quienes fueron obligados a salir de la Nueva España y vivir en los estados pontificios cuando la expulsión de los jesuitas de los territorios de la corona española en 1767 y la posterior supresión de la Compañía de Jesús en 1773.
Enríquez desarrolla como tesis central que los jesuitas expulsados, desde el destierro, alimentan la idea de una identidad nacional; la de ser mexicano, un país que todavía no existe. Los mejores pensadores novohispanos del XVIII son buena parte de esos jesuitas desterrados: Clavijero, Maneiro, Alegre, Landivar. En el texto todos están presentes.
La construcción del libreto era difícil y Enríquez resuelve bien la secuencia y unidad a partir de la vida del padre José Ignacio Amaya, jesuita zacatecano, que vive la expulsión, estudia teología y se ordena en Roma. Se le destina a Rusia, donde Catalina II, La Grande, se ha negado a suprimir a los jesuitas. Ahí permanece hasta que con la restauración regresa a México en 1816.
La figura del padre Amaya ofrece a Enríquez la posibilidad de articular la expulsión (1767), la supresión (1773) y la restauración (1814) de la Compañía y en particular de la Provincia Mexicana. Le permite también que aparezcan Clavijero, Alegre y  Maneiro, que hablan con Amaya, el joven jesuita, sobre la patria y el futuro de ella, de la Compañía y la Provincia Mexicana.
El ritmo del texto, a partir de un lenguaje directo y claro, avanza vertiginosamente, con la fuerza de una cascada. La obra va de menos a más, siempre in crecendo, y nunca decae. Enríquez imprime una fuerza dramática creíble que se sostiene sin melodrama. La nostalgia de la tierra que nunca más se volverá a ver corre por todos los personajes. Es un dolor verdadero. La escena de Clavijero platicando con José Ignacio es síntesis de sentimientos, dolores y esperanzas.
El prólogo es Enrique González Torres, S.J. y la introducción de Alberto Ruy-Sánchez.