viernes, 27 de julio de 2012

El túnel


Ernesto Sábato
Editorial Seix Barral
México, 2006
pp. 159

El pintor Juan Pablo Castel, recluido en la cárcel por el asesinato de María Iribarne, narra los sucesos que lo conducen a perder el control y matar a su amante a la que conoce sólo un poco antes. Él es un hombre solo que al contacto personal entra en una vorágine de desconfianza y celos.
En María está seguro de haber encontrado el amor de su vida, la mujer que lo comprende, pero ante la interpelación del otro, del que no controla, entra en una locura que lo envuelve en una espiral cada vez más dolorosa. Desconfía de María y de lo que hace, se siente permanentemente engañado y finalmente, en la real posibilidad de encontrase con el otro termina por “asesinarlo” para que no exista. Así, resulta más manejable su soledad. No hay posibilidad de “romper” la soledad y se refugia, como lo ha hecho antes, en una especie de locura que sí sabe administrar.
Es una reflexión intelectual de carácter existencialista y muy cerca de las visiones del absurdo. Es la soledad, que se busca como un valor y al mismo tiempo lleva al desquiciamiento. Hay alguna semejanza con El Extranjero de Albert Camus. Es un texto muy bien construido y con un estilo muy original. Es una obra de gran densidad intelectual. Al mismo tiempo de un estilo ágil que captura y obliga a seguir leyendo en búsqueda de saber qué acontece en cada momento. Desde su aparición en 1948, la obra tuvo un gran éxito mundial y Camus la elogió.

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miércoles, 25 de julio de 2012

Invalidez de la elección


La ley establece dos grandes posibilidades para invalidar una elección: que en 25% de las casillas hayan ocurrido algunas de las irregularidades tipificadas en el Código Electoral o la que se conoce como “causal de invalidez por violaciones de principios constitucionales”.
Andrés Manuel López Obrador, como parte de su estrategia para presentarse como candidato en el 2018, volvió a descalificar la elección y a los ciudadanos que se hicieron responsables de ella. Él, bajo ninguna circunstancia reconocerá su derrota, para aparecer siempre como “víctima” frente a sus seguidores.
Su primera opción fue anular la elección afirmando, sin pruebas, que había un fraude y éste se podía constatar en las urnas. Exigió, entonces, el recuento de los votos y el IFE ordenó abrir más de 50% de las casillas y se vio, una vez más, que los números del conteo rápido y del PREP coincidían con los del recuento.
El fraude no apareció porque nunca existió, más que como parte de la estrategia del perredista. Ante la evidencia, siempre en el marco de su proyecto para presentarse como candidato por tercera ocasión, optó, entonces, por la segunda de las posibilidades.
Así, ahora está en manos del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) la demanda de anulación de la elección por la “causal de invalidez por violaciones de principios constitucionales”. Los denunciantes aseguran que se violentó el proceso con la “compra” de
5 millones de votos.
La parte acusadora está obligada a demostrar lo que sostiene. Se sabe, se ha ventilado de manera pública entre académicos cercanos a López Obrador, que la denuncia no se acompaña de pruebas para sostener lo dicho y que sólo ofrece elementos como recortes de periódicos o ejemplos de propaganda.
En el supuesto, es prácticamente imposible, de que el TEPJF diera por buenas las “pruebas” y reconociera que procede la causal, se debería probar, en un segundo paso, que las irregularidades resultan determinantes para explicar la diferencia de los 3.2 millones de votos que separan a Peña Nieto de López Obrador.
Todo indica, a partir de la falta de solidez de las pruebas, que el TEPJF declarará la validez de la elección y el perredista tendrá que acatar su resolución. Si no lo hacen dejarán en claro, otra vez, que recurrir a esta instancia sólo fue parte de su estrategia para justificar la derrota ante sus bases y nunca el someterse al arbitrio de la justicia.
Los gobiernos y los partidos en México, como sucede en todo el mundo, utilizan los programas sociales para congraciarse con los electores y en campaña “regalan” de todo e incluso ofrecen también dinero por el voto. La manera que el sistema electoral tiene, para neutralizar estas perversas prácticas, es garantizar que el voto sea secreto. Si esto no basta habrá que cambiar la ley electoral. La decisión está en manos del nuevo Congreso.
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lunes, 23 de julio de 2012

Ambivalencia panista


La candidata del PAN, Josefina Vázquez Mota, reconoció de inmediato su derrota, a partir de la información que disponía de las encuestas que la situaban en un tercer lugar. Esa declaración, que se acostumbra en las democracias, honró a la candidata perdedora y fue también un reconocimiento a la institución electoral y al trabajo de millones de ciudadanos el día de la elección.
Días después, de manera contradictoria con la declaración anterior, el presidente del PAN, Gustavo Madero, anunció que su partido decidiría hasta el mes de agosto si sus diputados y senadores se harían presentes en la toma de posesión de Enrique Peña Nieto, el candidato ganador del PRI. Lamentable declaración.
Al partido en el gobierno le toca más que a nadie respetar la vida institucional.
El Presidente de la República se reunió con Peña Nieto en Los Pinos, la semana pasada, para acordar que una vez que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) declarara la validez de la elección se inicien los trabajos de la transición administrativa. La decisión del Presidente tranquiliza los mercados y reconoce de facto al ganador de la contienda, pero también contradice la declaración de Madero.
Dos días después de la reunión del presidente Calderón con Peña Nieto, en los hechos del virtual presidente electo, el Presidente del PAN junto al del PRD, Jesús Zambrano, solicitan al Instituto Federal Electoral (IFE) que resuelva las denuncias que han presentado ambos partidos sobre un presunto desvío de fondos a la campaña del priísta a través de Monex. Al tiempo de estas acusaciones, que ponen en duda el proceso, Madero anuncia que el PAN no pedirá la invalidez de la elección como sí lo hace el PRD.
El PAN dice un día una cosa, pero al día siguiente otra. La ambivalencia del partido en el gobierno pone en duda al proceso, al IFE y a los ciudadanos que estuvieron a cargo de la elección y enrarece el clima político del país. Su papel debería ser exactamente el contrario de lo que hace ahora. Con esa actitud el PAN no se ayuda así mismo, tampoco al gobierno y menos al proceso de la transición administrativa entre el gobierno que se ve y el que entra.
La posición del PAN no le hace confiable como interlocutor político de quienes el próximo 1 de diciembre asumirán la Presidencia de la República. Esta ambivalencia le está metiendo un ruido innecesario a la realidad política del país y contribuye a generar un clima de incertidumbre en lugar de certeza. El cambio de autoridades requiere certezas.
No queda claro si la ambivalencia es sólo producto del error, de la incapacidad política que ha caracterizado a este gobierno, de la permanente indecisión que es tan propia del presidente Calderón o parte de una estrategia política, que resulta difícil de entender todavía más si el PAN ya dijo que no va a impugnar la validez de la elección. ¿De qué se trata? ¿Qué se pretende?
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viernes, 20 de julio de 2012

Colección Cenzontle


José Luis Martínez
Fondo de Cultura  Económica (FCE)
Colección Cenzontle
México, 2004
pp.93

Una detallada descripción del largo viaje de España a las colonias durante el siglo XVI. Las características de las naves; el tiempo de viaje; los vientos; las tripulaciones; los instrumentos; las rutinas diarias; la condición de los pasajeros.
En el trabajo de Martínez, biógrafo de Hernán Cortés, queda muy claro las dificultades e incomodidades que pasaban todos, en particular los pasajeros, durante los meses de las travesías trasatlánticas. Es un relato muy interesante, con mucha información que se desconoce.
El texto muestra la gran erudición del autor sobre éste y otros temas. La redacción es elegante y siempre fluye. Es una obra pequeña realmente deliciosa. De ella se aprende mucho.

miércoles, 18 de julio de 2012

El oficio del historiador: Teorías y tendencias de la historiografía alemana del siglo XIX



Karl Kohut, compilador
Editorial Herder
México, 2009
pp.198

Son siete ensayos sobre los grandes historiadores alemanes del siglo XIX y una introducción del compilador. El primer trabajo es El primer historiógrafo en Alemania: Friedrich von Schiller (1759-1805), de Peer Schmidt. Es un análisis sobre la famosa conferencia inaugural de Schiller, ¿Qué significa y con qué fin se estudia la historia universal?, que leyó el 26 de mayo de 1789 en la Universidad de Jena. El segundo se trata de  Leopold von Ranke: Sólo historias, no historia, de Peer Schmidt. Se analiza la contribución central de Ranke a la profesionalización del campo de la historiografía que caracteriza la disciplina a principios del siglo XIX.
El tercer trabajo es Droysen o la historia como arte de la memoria, de Guillermo Zermeño. El autor plantea que Droysen elabora la primera teoría general de la investigación histórica en lengua alemana y establece las diferencias del mismo con los planteamientos de Ranke. El cuarto es Theodor Mommsen: Historiador decimonónico de Roma, de Ricardo Martínez Lacy. Esa historia le valió a Mommsen el Premio Nobel de Literatura de 1902. El quinto es Jacob Burchardt y la historia cultural, de Guillermo Palacios. A este autor, que se distanció del concepto de “nación” porque lo consideraba causa potencial de futuras guerras, es el fundador de la historia cultural.
El sexto se trata de Wilhelm Dilthey: Las experiencias vitales y la historia, de Marialba Pastor. En su concepción de la historia Dilthey va más allá de los hechos y documentos, para penetrar sobre las motivaciones de los actores. El séptimo es El cosmopolitismo en Friedrich Meinecke y el historicismo tardío, de Francisco Gil Villegas. Se trata de un “historiador de las ideas” que le tocó vivir desde los nacionalismos tardíos del siglo XIX, hasta la posguerra alemana, pasando por la Primera y Segunda Guerra Mundial.
El conjunto de los textos me parecieron interesantes. Ofrece una visión clara del aporte de cada uno de estos historiadores al campo de la historiografía y también dan cuenta de sus límites. La compilación da una buena idea de la importancia del pensamiento alemán en el origen de la historia como ciencia. Los ensayos están bien documentados y también bien escritos y se pueden leer con facilidad pese a lo complicado de los temas.
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lunes, 16 de julio de 2012

Campañas electorales



Madrid. Los despachos especializados en campañas electorales influyen de manera definitiva en el resultado electoral y resulta evidente que los candidatos que no recurren a ellos están en desventaja frente a quienes sí lo hacen. Ésta es una concusión del I Congreso Internacional de Comunicación Política y Estrategias de Campaña, celebrado en la sede de la Fundación Ortega y Gasset, los días 5, 6 y 7 de julio. Asistieron más de 200 académicos y directivos de empresas consultoras de una veintena de países.
El encuentro, organizado por la Asociación Latinoamericana de Investigadores en Campañas Electorales (ALICE), concluye también que siguen perdiendo peso los partidos y adquieren mayor relevancia los candidatos. Las campañas se centran en posicionar, en “vender”, a un personaje que debe contar con una serie de características que resulten atractivas al electorado.
Una de ellas es que los candidatos tengan una vida que los haga ver como personas que vienen “de abajo”. Es la historia de quien desde el barrio o el campo, por su propio esfuerzo, logra triunfar, pero nunca pierde contacto con su origen. En el mundo el caso paradigmático es Lula (Brasil) y en la región Evo Morales (Bolivia). También, es otro ángulo, quien tiene una historia “heroica” porque fue perseguido o sufrió cárcel o tortura a causa de sus ideas. El caso emblemático es Nelson Mandela (Sudáfrica) y en la región Dilma Rousseff (Brasil).
Hay acuerdo en que se tiende a dejar atrás las campañas negras y privilegiar el discurso conciliador. El de Barack Obama (Estados Unidos) es el caso paradigmático en el mundo y en la región Ollanta Humala (Perú) y Mauricio Funes (El Salvador). Se reconoce que en las campañas crece la importancia del uso de las redes sociales, sobre todo entre los jóvenes, pero se constata que su influencia sigue siendo marginal frente a la importancia que todavía conserva la televisión como fuente de información, para la gran mayoría de los electores.
En muchos países, las cadenas de televisión privada siguen jugando un papel decisivo en las campañas. El candidato que no está en la televisión no existe.
El espectáculo, la teatralización, de la política en general y en particular en las campañas es una constante en todos los países, con intensidad distinta, pero siempre presente. A nivel mundial, el caso emblemático es Silvio Berlusconi (Italia) y en la región Hugo Chávez (Venezuela). Otra conclusión es que la judicialización de los procesos electorales se hace cada vez más presente porque el candidato perdedor no acepta el resultado de las urnas.
En los tres días de sesión, en 24 mesas de trabajo y 137 exposiciones, se analizaron más de 30 campañas entre ellas las de Estados Unidos, España e Italia, pero también México, Brasil, Argentina, Bolivia, Colombia y Venezuela.
El análisis del último proceso electoral mexicano sólo confirma, con más o menos intensidad, las grandes tendencias por donde hoy camina el diseño y realización de las campañas en el mundo.
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miércoles, 11 de julio de 2012

La derrota del PRD



Una vez más Andrés Manuel López Obrador fracasó en su intento por conseguir la Presidencia de la República. No está claro si irá a un tercer intento, como lo hizo Cuauhtémoc Cárdenas o, en Brasil, Lula, que ganó en la cuarta ocasión que se presentó como candidato. El hecho es que, por segunda ocasión, el perredista no consiguió convencer a la mayoría de los votantes.
No está en duda que López Obrador avanzó a lo largo de las semanas de campaña, pero haber reducido sus negativos y aumentado su intención de voto en torno de los ocho puntos no fue suficiente, a pesar de la caída de Josefina Vázquez Mota, para alcanzar a Enrique Peña Nieto, que a lo largo de la contienda perdió unos cinco puntos.
El PRD tendrá que evaluar lo que sucedió y decidir si llegó la hora de proponer otro candidato, aunque faltan todavía seis años, o en la contienda del 2018 volverá a ser López Obrador. Una primera conclusión es que el cambio de actitud de un candidato rijoso a uno conciliador, le dio resultado en un sector de la población, pero la mayoría no terminó de creerle su transformación.
La plataforma programática de López Obrador permaneció sin cambios y cada vez parece estar más lejos de responder a las tendencias mundiales y a las nuevas exigencias de la realidad del país.
En lo fundamental su propuesta, donde nunca estuvieron presentes los verdaderos cómo, sigue la línea del nacionalismo revolucionario del presidente Luis Echeverría, ahí están los textos para probarlo.
El país demanda una izquierda real, moderna y pragmática, y no una que se refugie en viejas ideas priístas, rechazadas por ese mismo partido, que recogió un grupo de expriístas, al que pertenece López Obrador, para fundar una nueva alternativa. Si él hubiera planteado, por ejemplo, la política petrolera de Brasil o Noruega, habría tenido más votos, pero también si anunciaba que imitaría la política fiscal del gobierno socialista de Ricardo Lagos en Chile, en lugar de decir que no aumentaría los impuestos.
Sólo el PRD puede decidir el camino a seguir, pero si quiere convertirse en una alternativa ganadora debe deshacerse de una buena parte de los cuadros que hoy continúan en la dirección nacional y en los estados, y de la alianza con fuerzas políticas también herederas del nacionalismo revolucionario priísta, como Movimiento Ciudadano (MC) y el Partido del Trabajo (PT), que la adoptó después.
Hay una nueva generación de perredistas, señaladamente Miguel Mancera, que arrasó en el Distrito Federal, pero también Mario Delgado, Armando Ríos Piter y Marcelo Ebrard, que han demostrado ser una izquierda que no provoca rechazo y sí concita la simpatía y el voto de sectores mucho más amplios de los que hasta ahora han votado por el PRD. Todo indica que ese PRD sí tiene futuro.
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