lunes, 10 de diciembre de 2012

Enrique Peña Nieto, bajas expectativas

El Presidente Vicente Fox Quesada, al inicio de su mandato, tuvo una valoración positiva de 60%, el Presidente Felipe Calderón Hinojosa de 52% y el presidente Enrique Peña Nieto de 44 por ciento. (Reforma 12.12.05).
El actual Mandatario inicia su gestión con la más baja aceptación de los 12 últimos años.
La baja valoración y expectativas con las que arranca el gobierno de Peña Nieto tienen dos explicaciones. La primera es que en el marco de la estrategia de campaña hubo la intención expresa de no generar grandes expectativas en el electorado a diferencia de lo que fueron las campañas de Fox y Calderón.
La segunda es que la ciudadanía aprendió a que no debería tener grandes expectativas porque éstas después eran imposibles de cumplir o simplemente decidió mantener una sana distancia y una duda razonable ante el regreso de un Presidente del PRI.
A Peña Nieto le favorece el que la ciudadanía tenga bajas expectativas sobre su gobierno al arranque del mismo. Ahora cualquier cosa que haga el nuevo Presidente, de alguien que no se esperaba nada, se ve bien y resulta positivo.
El inicio del gobierno con el discurso del 1 de diciembre, en Palacio Nacional, donde planteó 13 decisiones y luego la firma del Pacto por México, en el Alcázar de Chapultepec, despertó interés y marcaron la agenda.
Los primeros días del gobierno de Peña Nieto han resultado mejor de lo que cualquiera hubiera esperado y ha logrado generar una razonable expectativa de que la actual gestión podría ofrecer mejores resultados del Presidente que lo antecedió.
El nuevo gobierno, con los eventos a los que hago referencia, ha dado un doble golpe que lo posicionan muy bien y se genera, de entrada, una valoración positiva, pero que no se finca en promesas por cumplir de parte sólo del gobierno.
Los 96 compromisos del Pacto por México reparten responsabilidades entre los firmantes y una buena parte de lo ahí planteado son iniciativas de ley que el Congreso tendrá que discutir y en su caso aprobar.
Lo más seguro es que si las cosas funcionan bien eso se va atribuir a la buena gestión del gobierno, pero si las cosas no caminan habrá distintos culpables, en algunos casos podrá ser el Partido Acción Nacional, en otros el PRD e incluso el PRI.
Si lo expresado en el Pacto se hace realidad, de eso no hay duda, ayuda al país, pero también está en el marco de los intereses del gobierno y a los partidos firmantes.
El que se cumplan o no los compromisos acordados va a servir de termómetro para que la ciudadanía decida elevar o no sus expectativas sobre la gestión del nuevo gobierno. Se liga, entonces, a un proceso y no depende de un juicio previo.
La baja expectativa que tiene la ciudadanía sobre la gestión del gobierno de Enrique Peña Nieto, a él le resulta ventajosa. No inicia con un estándar de medición muy alto que difícilmente podría cumplir. Ahora, todo lo que haga le abona.
 

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