miércoles, 26 de junio de 2013

Los Startups

Por: Rubén Aguilar Valenzuela

En México se crean al mes 35 mil pequeñas y medianas empresas, entre las cuales se encuentran las startups, compañías con muy bajo capital, alto impacto social y gestionadas básicamente por jóvenes, que mueven al año 643 mil millones de dólares.

Las startups (las emprendedoras) son empresas que se constituyen con muy bajo capital, la más de las veces obtenido de un business angel, pero que tienen un gran impacto social en buena medida porque con sus productos o servicios se dirigen a la “base de la pirámide”.

A nivel mundial una de las características de las startups es que han sido creadas y son gestionadas por mujeres y hombres muy jóvenes. En el caso de México en el segmento de edad entre los 18 y 24 años hay 6.3% de los mismos que ya es dueño de una empresa.

Los emprendedores que crean startups, para poder dar forma a su proyecto suelen ser apoyados por incubadoras o aceleradoras de negocios. En México hay 520 de éstas. Unas funcionan en el ámbito de la universidad, pero otras han sido creadas fuera de las mismas, para jugar específicamente esa función.

En la actualidad las startups mexicanas mueven 643 millones de dólares anuales, que representa el 0.6 por ciento del PIB. Hace seis años era menos de la mitad. En el país este sector apenas empieza a surgir y aunque está rezagado de las tendencias mundiales lo está haciendo con mucha fuerza y éxito.

El actual gobierno ha creado el Instituto Nacional de Emprendedores, que tiene un presupuesto de 518 millones de dólares. Nace, habrá que ver, para evitar la burocracia y apoyar de manera rápida con asesoría y fondos a las iniciativas de los emprendedores. En México mensualmente se crean en torno a 35,000 pequeñas y medianas empresas.

Las startups surgen de la iniciativa de los jóvenes que ven la posibilidad de constituir su propia empresa a partir de su creatividad e imaginación. Una buena parte de estas alternativas empresariales están relacionadas con el desarrollo de las nuevas tecnologías.

En las finales de Nueva York y San Francisco de la competencia The Battle of the Tribes, que reúne a emprendedores de todo el mundo en busca de inversionistas, los mexicanos fueron, después de los estadounidenses, los que más inversores acapararon y también los que más reconocimiento tuvieron de la prensa y las redes sociales.

Los especialistas y promotores de este tipo de empresas consideran que en México van a pasar “cosas gigantescas” en el sector los próximos cinco años, en razón de la capacidad de innovación de los jóvenes emprendedores mexicanos y también de su “nivel técnico y de negocio que es muy bueno”.

Nota: Las ideas del texto están tomadas del artículo “México, tierra de “startups”, escrito por Juan Diego Quesada, El País, 24.05.13.

lunes, 24 de junio de 2013

Confesiones de un burgués

Por: Rubén Aguilar

Autobiografía novelada del autor, Sándor Márai, quien nació y vivió en Hungría hasta la llegada de los comunistas al poder, y cuya obra fue prohibida en su país.


Confesiones de un burgués
Sándor Márai
Ediciones Salamandra, S.A.
Barcelona, 2004
pp.478



El autor nos presenta la vida del Imperio Austo-Húngaro a partir de su propia experiencia y de su mirada sobre la realidad que lo envuelve. Es hijo de una familia burguesa en ascenso continuo. Vive en el marco de un mundo tolerante y culto donde la buena educación es un valor muy apreciado por la sociedad. El asesinato del príncipe heredero en Sarajevo, en 1914, da inicio a la Primera Guerra Mundial y marca el final de una época y el principio de otra.

La obra se publicó originalmente en dos volúmenes, uno en 1934 y el otro en 1935. El autor a la tercera edición añadió la nota: “Esta tercera edición corregida de Las confesiones de un burgués constituye la versión definitiva. Los personajes de esta biografía novelada son figuras inventadas que solamente tienen vigencia y entidad en las páginas de este libro. Ni viven ni han vivido nunca en la realidad”.

La nota no hace más que subrayar, aunque se diga lo contrario, que realmente se trata de un texto autobiográfico, aunque sea novelado, donde los personajes son parte fundamental y también única de la realidad que se nos comparte.

El autor nació en 1890 en Kassa, pequeña ciudad húngara, que hoy es parte de Eslovaquia. En 1920 viaja a Alemania donde estudia periodismo y letras. Ahí empieza a publicar. Doce años viaja por distintos países de Europa y también del Medio Oriente.

Al inicio de los años treinta regresa a Hungría e inicia su etapa más productiva. En 1948, con la llegada de los comunistas al poder, abandona su país y se traslada a Estados Unidos donde permanece hasta que en 1989 se suicida en San Diego donde vivió por 20 años.

La prohibición de su obra en Hungría hizo que se olvidara  la producción literaria de uno de los más reconocidos y poderosos literatos de la Europa Central en la década de los treinta y cuarenta. Han tenido que pasar muchos años para que su obra y su vida fueran redescubiertas.

miércoles, 12 de junio de 2013

Un pintor mexicano en Chia

UN PINTOR MEXICANO EN CHIA

Por Rubén Aguilar Valenzuela
12 de junio de 2013

  

El nuevo centro pastoral de Taipei tendrá un mural de 12 metros en acero y mosaico con el tema “Jesús y sus discípulos”, el cual será realizado por un artista de 90 años de origen mexicano, Francisco Borboa Valenzuela, quien tardó cerca de 40 años en darse cuenta de que lo suyo eran la pintura y la vida matrimonial y no el sacerdocio.

UN LARGO, LARGO VIAJE
Francisco Borboa nació en San Juan Bautista, California, en 1923, y creció en Los Mochis, Sinaloa. En 1948 se embarcó para ir a China con la Compañía de Jesús. Cinco años antes había entrado en el noviciado de San Cayetano, en Santiago Tianguistenco, Estado de México.

En Beijing inició el estudio del chino, pero como los guerrilleros de Mao Tze Tung avanzaban desde el norte, los superiores de la orden enviaron a los estudiantes a Shanghai y de ahí, a Wuhu.

Ese año pasaron el invierno frente al río Yangtze y cuando las tropas de Mao invadieron la región, Borboa y sus compañeros fueron enviados a Shanghai, de nuevo. Días después, los comunistas chinos se hicieron del poder y fundan la República Socialista Popular de China, en 1949.

Los jesuitas en formación abandonaron China en 1950. Por tren, a Tienshin, en barco a Hong Kong y en otro barco a Manila, donde, como no tenían visa, el Presidente les otorgó el permiso para entrar a Filipinas.

Los estudiantes van al Chabanel Hall, el filosofado de la Compañía de Jesús instalado en lo que fuera un campo de concentración para los prisioneros japoneses de la II Guerra. De aquella alma máter, Borboa recuerda que era “un corredor de tablas como de 100 metros de largo, por 2 de ancho, a cuyos lados se encontraban dos hileras de barracas de lámina corrugada y oxidada”.

Al terminar sus estudios de filosofía en 1953, Borboa es enviado como profesor (“maestrillo”, se dice entre los jesuitas) al Ateneo de Cagayán, en Oro City, al norte de la isla de Mindanao. Al terminar el magisterio inicia la teología y en 1957 se ordena sacerdote.

En 1958, inicia la etapa que los jesuitas llaman la tercera probación, en Hiroshima, Japón. En 1960 se le destina a Taichung, en Taiwán, donde trabaja en una editorial de los jesuitas, Kuang Chi Press.

INICIA LA PRUEBA DE PACIENCIA
En 1962, Francisco (Pancho) Borboa, después de 19 años de pertenecer a la Compañía de Jesús, decide dejarla y solicita a la Curia Romana se le dispense del sacerdocio. En manos de la orden estaba el aceptar su salida de la vida religiosa, pero sólo Roma podía decidir la dispensa sacerdotal.

Poco después, el todavía padre Borboa, pero ya no jesuita, viaja de Taiwán a Hong Kong. El avión de dos hélices aterriza en un rústico aeropuerto.

El hermano Oualet va a su encuentro y con coraje, de un tirón, le arranca el alzacuello de su clergyman. Lo trasladan a las oficinas de la Procura de la Misión de China y ahí su responsable, el padre Germain, lo envía a que viva en la YMCA, pero antes le pregunta: ¿cuánto dinero necesitas? Borboa respondió: “No sé”. De Taiwán sólo ha traído su crucifijo, su Breviario y un par de camisetas.

En ese momento el jesuita recién salido de la Compañía de Jesús dice que le sucedieron “dos cosas muy lindas”. Una es que se entrevista con los padres jesuitas Günter, austríaco, y Parisi, italiano, sus profesores de teología y filosofía en Manila, quienes iban a Roma y le ofrecen presentar su petición de “dispensa sacerdotal” en la Congregación de Religiosos, de la Curia Romana, donde tenían contactos.

La otra cosa bella es que se podía sostener con “trabajitos” (algunos dibujos) y con un cheque mensual de 1 dólar por día que le enviaba desde Taiwán el obispo y superior de los padres Betlemitas suizos, de la misión de Jua Lien. Borboa, para entonces, vivía, en Shatín, al otro lado de la montaña de Lion Rock, en Kowloon, Hong Kong.

Después de un año llegó la respuesta de Roma: “Petitio sine fundamento” (Petición sin fundamento). “Me dejan donde mismito”, dice Barboa.

Un buen día, cuenta Pancho, el padre Pieraccini, el encargado de entregarle el cheque del obispo, le llama y dice: “Monseñor Caprio, internuncio de Taiwán, pasa por Hong Kong, en su viaje a Roma, para asistir al Concilio Vaticano II y quiere verte”. Lo que aprovecha para solicitar, de nuevo, “mi dispensa sacerdotal. Al año, de regreso de Roma, me trae la noticia de que mi caso se arreglaría muy pronto”.

LA MUJER QUE QUEMÓ SUS NAVES
Pancho, para entonces, ya tenía visa de residente en Hong Kong. Decide, entonces, escribir a Ana, que había conocido en Taichung, Taiwán, cuando ella era maestra en Providence College, para proponerle matrimonio.

Él pensaba que la “dispensa” del sacerdocio era inminente. “Ella -dice Pancho- quemó las naves como Cortés y voló a Hong Kong con visa de un mes, para casarse con un residente”. Ana se hospedó en la casa de una vecina en espera de “la llegada de su padre”. Pero “su papá no venía, ni Roma respondía”, recuerda Pancho.

Al tercer mes Ana recibió un citatorio: “O se casa o se regresa a Taiwán”.
“Entonces Ana y yo fuimos a la iglesia y enfrente del Santísimo prometimos casarnos, pero vivir como hermanitos hasta que llegara mi dispensa sacerdotal y así nos pudiéramos casar por la Iglesia”. Después fueron a un juzgado y se casaron por lo civil.

Para la casa, junto a la vía del tren, “compramos algunos muebles de segunda mano y equipamos un nidito muy cuco, pero muy pobre. Pusimos cortinas y del mismo lienzo hicimos cubiertas para las cajas de madera como sofás y un mantelito para la mesa rústica. La casa tenía dos cuartitos, y en uno dormía Ana y en el otro, yo”.

En esos días pasaba por Hong Kong el misionero mexicano Miguel Pardinas SJ, quien visitó a la pareja y les enseñó a cocinar pescado. Los dos estaban ya cansados, dice Pancho, de freír alas de pollo. En esa ocasión, Miguel regaló a Ana un suéter de lana, que después ella cambió por dos más baratos.

En 1966, el padre Granelli, cuenta Pancho, “me llama a su estancia del Colegio La Salle, del que era capellán, y me dice con papel en mano: Ha llegado tu dispensa por vía marítima” y más adelante me pregunta “¿cuándo quieres casarte?”. Yo le respondí: “Mañana”. Entonces, recuerda Pancho, “Ana y yo nos prometimos amor eterno ante el padre Granelli. Ella llevaba una mantilla y un vestidito blanco. Todo fue en secreto y sin testigos”.

Después, Pancho y Ana compraron un departamento de tres recámaras y un garaje, que arreglaron “muy lindo”, y lo llamaron “Borboa Inn”.

Su cuarto de huéspedes estuvo todo el tiempo ocupado, pues por aquel entonces comenzaron a salir de la Compañía de Jesús muchos que habían sido compañeros de Pancho, que llegaban, dice él, “en pañales a Hong Kong. Los recogíamos en el aeropuerto y los llevábamos a nuestra casita.

Uno de ellos fue “el gran Jesús Domene (Chuy) [...] perito en chino, italiano, inglés, francés y español. Después fue Embajador de México en Corea, Rusia, Tailandia y Australia.
“Un día dejamos a Chuy en el departamento y nos fuimos a Taiwán, para hacer las paces con la familia de Ana y entregar algunos trabajitos (dibujos). Al volver a casa, Chuy nos pidió que bajáramos al garaje para que viéramos nuestro caballo, que era un Mini Cooper inglés, de novena mano, que nos compró como regalo”.

EL ARTISTA Y SU OBRA
Pancho establece, en su ya muy larga carrera artística, dos momentos muy interesantes. El primero lo sitúa en 1985, cuando tiene lugar una exposición en el Instituto Cultural Cabañas, de Guadalajara.

En ese tiempo, el Director de museografía era Javier Torres Ladrón de Guevara, que había sido jesuita. Pancho cuenta que éste, al ver el material que traía de Hong Kong, destinó tres salas para la exposición. Se presentaban 70 cuadros en acuarela y agua-tinta estilo chino. Al cortar el listón de apertura ya casi todos los cuadros tenían su “motita roja” de vendidos. El personal del Instituto se había adelantado a comprar los cuadros. “Al final -recuerda Pancho- vendimos más de 80 obras”.

La otra gran ocasión tuvo lugar en la exposición del Cardinal Tien Catholic Hospital, de Taipei, Taiwán. Mientras Ana y Pancho colgaban la obra dedicada toda a “Jesús de Nazaret”, se acercan dos señoras muy distinguidas que pasan admirando la obra, aunque buena parte todavía no estaba colgada.
“En ese momento -cuenta Pancho- veo que se dirigen a Ana y a mí, que estábamos tomando un café en el corredor del hospital, y nos dicen a quemarropa: ‘Les compramos todo’ […] eran fervorosas protestantes, habían venido a visitar a la suegra de una de ellas y querían construir una iglesia dedicada a Jesús”.

La primera exposición individual de Pancho fue de cuadros en mosaico y se presento en Hong Kong en 1972. Después ha expuesto en Manila, Taipei (es donde más ha expuesto), Guadalajara, la ciudad de México, Bilbao, Madrid, Los Mochis, Santander y Taichung.

La obra de Pancho contempla también viñetas para diversas ediciones impresas. Y en los últimos años ha hecho murales. A finales del 2012, realizó un gran mural en la entrada del nuevo edificio del seminario mayor de Taipei; el tema es el “Servicio” (Jesús lava los pies de Pedro) y tiene 10 metros de altura. Ahí mismo, en la parte exterior del edificio, realizó un mural en acero que es una cruz estilizada y el tema del “Jesús eucarístico”, de 8 metros de alto.

Al inicio del 2013, instaló otro mural en el seminario de loseta pintada con acrílico con el tema “Fuego he traído a la tierra y qué quiero sino que arda” (Luc. 12, 49). Al terminar estas obras decidió regalar, como pilón, un mural de 3 metros para el comedor del seminario. Pancho, a los 90 años, sigue trabajando de manera intensa. Recientemente presentó el diseño del gran mural para el centro pastoral de Taipei, el tema de “Jesús y sus discípulos”.

lunes, 10 de junio de 2013

La Tregua de las Maras

Por: Rubén Aguilar

Tegucigalpa, Hon. Un sector de la sociedad hondureña ve con esperanza y otro, con recelo la tregua que han ofrecido las dos más importantes pandillas que operan en el país, La Mara Salvatrucha y Barrio 18, que son responsables de tres de cada 10 homicidios dolosos que ocurren en Honduras. Los otros siete son cometidos por las bandas del crimen organizado dedicadas al narcotráfico, según el gobierno.

Honduras, con 8 millones de habitantes, es el país más violento del mundo, según la ONU, con una tasa de 90 homicidios dolosos por 100,000 habitantes.

Sólo para tener un referente, la de Colombia es de 40; la de Brasil, de 27, y la de México, de 24 homicidios dolosos por 100,000 habitantes.

El 28 de mayo pasado, las pandillas hondureñas, siguiendo el ejemplo de las salvadoreñas, pidieron perdón y ofrecieron al gobierno y a la sociedad terminar con el reclutamiento y poner fin a sus actividades delictivas, que comprenden el robo, la extorsión y el homicidio. Su compromiso es “cero crímenes y cero violencia en las calles”.

Marco, a nombre de La Mara Salvatrucha, también conocida como M13, en el anuncio de su decisión, desde el Centro Penal de San Pedro Sula, expresó que querían: “(Enseñar a la) sociedad que no somos monstruos, y lo vamos a demostrar con hechos. Pero queremos que nos apoyen para trabajar, para que podamos mantener a nuestros hijos. No más violencia, queremos un cambio”.

El obispo auxiliar de la diócesis de San Pedro Sula, Rómulo Emiliani, que tiene más de 10 años trabajando en las cárceles hondureñas, ha sido un factor determinante para que ocurra la tregua. Los integrantes de las bandas reconocen que “sin el padre Emiliani no hubiera sido posible”. Él piensa que el camino no será fácil y que “la paz vendrá lentamente. Se necesitan dos generaciones para erradicar la violencia en Honduras, pero éste es un buen paso”.

La OEA ha jugado también un papel importante en este proceso y su subsecretario de Seguridad Multinacional, Adam Blackwell, plantea que “no hay una receta mágica, pero la estrategia de mano dura no ha funcionado y aunque éste es un proceso frágil, hemos demostrado en el Salvador que es posible”. En el caso de Honduras, a diferencia de El Salvador, el cese de la violencia no surge de un acuerdo entre las pandillas rivales, sino que se propone como un diálogo de éstas, cada una por su cuenta, con el gobierno del presidente Porfirio Lobo, que termina su mandato en enero del 2014. Las pandillas acordaron respetar sus territorios mientras dure el proceso. El presidente Lobo reac­cionó a la tregua agradeciendo la mediación del obispo Emiliani y asumiendo el compromiso de su gobierno en apoyar “en lo que sea necesario”. Los líderes de las pandillas plantean: “Lo que queremos es trabajar”. El reto para el gobierno es encontrar alternativas laborales para ellos.

La tregua de las pandillas y la decisión del gobierno de dialogar con éstas pueden convertirse en un paso importante para reducir los niveles de violencia en Honduras. La supervisión del diálogo está a cargo, por acuerdo de las partes, del obispo Emiliani y de Blackwell, subsecretario de Seguridad Multinacional de la OEA.

Nieve: Entre la Turquía islámica y la Occidentada

Por: Rubén Aguilar
La novela de esta semana da cuenta de la tensión y el enfrentamiento de una Turquía occidentalizada, pero que al mismo tiempo quiere seguir siendo islámica. Pasado y modernidad se enfrentan todo el tiempo. El autor ubica la historia en el espacio geográfico de su país de origen, pero va mucho más allá.



Nieve
Orhan Pamuk
Alfaguara
México, 2006
pp.498




Kerim Alakusoglu, Ka, poeta y periodista, viaja a la remota ciudad de Kars, en las cercanías de la frontera de Turquía con Rusia, para investigar el porqué los jóvenes de esa localidad se suicidan.
Él, después de vivir muchos años como exilado político en Alemania decide regresar, para recordar el mundo que dejó. Estambul, su ciudad natal, ya no le recuerda a la Turquía de sus años de niñez y juventud. La posibilidad de adentrarse a la otra Turquía, a la de su juventud, que todavía está presente, se la ofrece la investigación periodística.
La novela da cuenta de la tensión y el enfrentamiento de una Turquía occidentalizada, pero que al mismo tiempo quiere seguir siendo islámica. Pasado y modernidad se enfrentan todo el tiempo. El autor ubica la historia en el espacio geográfico de su país de origen, pero va mucho más allá.
En el texto están los grandes temas que ocupan y preocupan a los seres humanos: el amor, Dios, la religión, la política, el poder, la guerra, la familia, la lealtad, la traición, el odio, la corrupción, la crueldad, la locura, el arte y el chantaje. Los temas se tratan desde la óptica de Occidente, pero también de la cultura islámica.
El fundamentalismo islámico está ahí, pero también se hacen presente el fundamentalismo de la modernidad. A la cerrazón provinciana y dogmática se le contrapone el proyecto modernizador que quiere para Kras el cosmopolita Sunay Zaim, artista de teatro y líder de un Golpe de Estado violento y brutal.
La contradicción entre presente y futuro se expresa también en cada uno de los personajes. Es el caso del  joven que estudia en la escuela que forma a los imanes y al mismo tiempo escribe una novela de ciencia-ficción, que se asume como creyente, pero también duda. De Azul, el legendario dirigente clandestino islamita, mito revolucionario, pero también alguien que abusa de los otros.  De Ipek, de quien se enamora Ka, que se resiste a amar y no está dispuesta a ceder para encontrar la felicidad.
La posibilidad de la felicidad es un tema presente en toda la obra. ¿Qué es? ¿Se puede alcanzar la felicidad? Hay miedo a perderla. Si se acepta y vive, se puede, entonces, perder. ¿Para qué entonces hacerla propia?
Ka, de vuelta a Alemania, sin haber podido publicar el libro de poesía que le surge de la intensa experiencia de su vida en Kars, ese pequeño e insignificante lugar en el confín del mundo, es asesinado por un desconocido. Puede ser la acción vengativa de un extremista islámico, pero no se sabe.
La narrativa es potente y el texto tiene densidad, pero al mismo tiempo fluye. Hay una gran capacidad para relatar lo que sucede. La construcción de los personajes es compleja y muy rica. El matice que tiene cada uno es parte del poder de la obra.