jueves, 10 de enero de 2013

Cárteles centroamericanos



Los cárteles mexicanos se hacen dueños, a partir del 2000, de la ruta de introducción de la cocaína de Colombia a Estados Unidos, que deja de pasar por el Caribe, como se había hecho hasta entonces, para seguir la ruta terrestre de Centroamérica a México y luego cruzar la frontera hacia territorio estadounidense.

Los requerimientos logísticos que trajo consigo la apertura de esta nueva ruta, por donde pasa 90% de la cocaína que se introduce a Estados Unidos, hicieron necesario el surgimiento de cárteles centroamericanos asociados con los mexicanos, para hacerse cargo del cruce de los cargamentos por sus países.

Las autoridades de la región refieren que se han creado cárteles locales en El Salvador, Honduras y Guatemala, lo que se conoce como el Triángulo del Norte, pero que éstos no se han constituido en Panamá, Costa Rica y Nicaragua, que es el corredor sur de Centroamérica.

En razón de la geografía y de las necesidades que plantea el traslado de la cocaína, en su paso de Colombia a Estados Unidos, los cárteles locales se han consolidado y también crecido en Honduras y Guatemala, que tienen costa en el Atlántico, y no tanto en El Salvador, con costa en el Pacífico.

Los cárteles en Guatemala son grupos familiares, a la manera de la mafia italiana y estadounidense, entre los que se encuentran Los Mendoza, Los Luciano, Los Sarceño, pero también los conocidos como de El Petén o Sayaxché y Los Charros.

En Honduras, los cárteles toman su nombre de las regiones caribeñas en las que están presentes y, así, dos de los más importantes se hacen llamar Cabo Gracias a Dios y del Golfo.

En El Salvador, una investigación, el periódico digital El Faro identificó al Cártel de Texis, por ubicarse en Texistepeque, población al noroccidente del país.

Los cárteles centroamericanos son subsidiarios de los mexicanos, que son los verdaderos dueños de la ruta desde Colombia, hasta territorio adentro de Estados Unidos. El istmo centroamericano es un corredor, sobre la zona del Atlántico o el Caribe, que necesariamente hay que pasar para llegar a México y luego a las ciudades del principal mercado de drogas del mundo.

A los cárteles centroamericanos toca, en apoyo a los mexicanos, las tareas propias de la infiltración a las instituciones de seguridad del Estado (Ejército y policías), el aparato judicial y también a políticos, para garantizar el paso de la cocaína por esos países.

Los investigadores plantean que son tres las más importantes formas de relación de los cárteles centroamericanos con los mexicanos: 1) trabajan bajo las órdenes directas de quien los contrata; 2) venden o alquilan servicios de apoyo como trasporte y bodegas de almacenamiento; 3) se asocian en el traslado de la cocaína y también en el lavado de dinero.

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