miércoles, 12 de octubre de 2011

¿Qué pasa si se eliminan a los capos del narco?/Rubén Aguilar Valenzuela

¿Qué pasa si se eliminan a los capos del narco?  Nada, si lo que se pretende es que se vuelva más difícil conseguir drogas y se reduzca el consumo. Así lo prueban, para el caso de Estados Unidos, Mark Kleiman, Jonathan Caulkins y Angela Hawken, en su más reciente libro, Drugs and Drug Policy: What Everyone Needs to Know (Oxford Univesrity Press).
Los tres pertenecen al grupo de los mayores expertos estadounidenses en el mercado de las drogas ilícitas. De ese texto la Revista Nexos de septiembre, publicó una síntesis que está ahora al alcance de quien se quiera acercar a ella (www.nexos.com.mx).
La idea popular de que los cárteles “controlan” el negocio y los traficantes operan “monopolios” resulta falsa, de acuerdo a los autores. Si así fuera, dicen, habría que  esperar a la eliminación de cada capo una fuerte caída en el abastecimiento de drogas, lo que nunca ocurre, más que en situaciones excepcionales.
Los autores sostienen que el sistema de distribución de las drogas no opera con base en un control central que pueda afectarse si se elimina a una de sus cabezas. Los mercados de las drogas más frecuentes son muy competitivos y de él se encargan miles de personas y pequeñas organizaciones que trafican con esos productos.
El mercado de las drogas ilícitas -el de las lícitas del tabaco, alcohol y fármacos siguen otra lógica- actúa en red donde cada vendedor es un nodo conectado, tanto vertical como lateralmente, con otros muchos. La interconexión permite que la red sea resistente a cualquier trastorno, entre ellos -no es el único- la desaparición de un capo.
En el tipo de organización nodal que es propia del narcotráfico cuando cualquier traficante o vendedor es eliminado, incluyendo un capo, de inmediato otro, en cualquier nivel de la estructura, ocupa su lugar y el tráfico y la venta continúa sin ninguna alteración.
Los autores se concentran en describir la operación del modelo en la realidad de Estados Unidos, pero vale también para otros países y sin lugar a dudas aplica en el caso de México. Sólo hay que remitirse a los hechos.
Después de 50,000 muertos -lo más seguro es que el sexenio termine con 60,000- el tráfico de la droga hacia Estados Unidos sigue funcionando con normalidad y el mercado muy marginal de México se desarrolla sin mayores alteraciones. Quien quiera drogas las puede obtener como siempre lo ha hecho. Los miles de narcotraficantes muertos, los grandes capos abatidos y encarcelados, han sido sustituidos por otros y los precios de las drogas no han aumentado en Estados Unidos y tampoco en México.
Ante estudios como los Kleiman, Caulkins y Hawken hay que preguntarse con honradez intelectual: ¿Para el caso de México de qué ha servido esta guerra? ¿De qué los miles de mexicanos muertos? ¿Quién pensó esta absurda estrategia iba a resolver el problema? ¿Quién se hace responsable de los muertos?

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