viernes, 21 de octubre de 2011

Reseña: "Luz, cámara... ¡Gobiernen!"


Luz, cámara...¡Gobiernen!
Martín Dientale y Alejandra Gallo
Konrad Adenauer Stiftung
Buenos Aires, 2010
pp.228

Los autores:
Martín Dientale (1969) es un periodista argentino que ha trabajado en diversos medios y también como docente. Cubrió la fuente del Congreso por nueve años. En la actualidad es editor de política en La Nación.

Alejandra Gallo (1967) es una periodista argentina que ha colaborado con diversos medios y es también docente universitaria. Desde hace 15 años trabaja en El Clarín.

El carácter del texto:
Es una investigación periodística sobre cómo se establece en América Latina la relación entre el poder y los medios de comunicación que siempre es intensa y muchas veces perversa, de una y otra parte. Relación que media, se quiera o no, el encuentro entre gobierno y gobernados.

La información se obtuvo de entrevistas, más de cien, con políticos, funcionarios públicos, periodistas y académicos de la región. Se revisó también un importante acervo bibliográfico y documental.

El trabajo deja claro que entre los países hay similitudes, pero también grandes diferencias. Estas, se establece, entre otras cosas por: la historia, los niveles de desarrollo económico y social, los tipos de gobierno, la maduración de la democracia, la dimensión y el poder de los medios.

El propósito:
En el prólogo, el Dr. Peter-Alberto Behrens, de la fundación Konrad Adenauer, plantea que el libro no se propone como denuncia, diría que también lo es, sino como "un aporte para mejorar la relación entre gobernantes y periodistas, que por definición nunca debería ser armoniosa -lo cual, sin embargo, no quita que pueda y deba ser profesional".

El texto:
Los autores establecen en la Introducción cuál es el propósito de su trabajo: "servir de aporte para los periodistas y trabajadores de la comunicación política, con la clara intencionalidad de hacer un alto en la carrera cotidiana de nuestro trabajo para reflexionar, establecer una necesaria autocrítica y repensar hacia dónde y cómo encaminar nuestra profesión". Coincido y diría que es  urgente e indispensable. Es necesario, desde ya, replantear la relación entre medios y poder a favor de las audiencias y los gobernados.

En el continente ya no están presentes las dictaduras que violentaron sistemáticamente el ejercicio del periodismo, pero ahora han surgido gobiernos que descalifican -e incluso persiguen- a quienes asumen una posición crítica. Están ahí los casos de Venezuela y Bolivia, pero también Ecuador y Argentina. Para sus gobernantes, los periodistas que no apoyan su gestión resultan disfuncionales. Son bien vistos sólo los incondicionales y eso es lo que nunca pude ser un periodista. En ese momento deja de serlo, para  convertirse en propagandista o apologista del régimen.

De acuerdo con los autores hay un nuevo paradigma en el ejercicio del poder de América Latina: "El poder político que por muchos años se vio desplazado por la prensa ahora quiere ocupar ese rol y convertirse en el nuevo actor de la modernidad" y añaden que "todo es posible. Todo es válido para sustentar este nuevo esquema de poder". El propósito de la investigación, dicen los autores, es hacer el análisis de ese paradigma "lo más objetivo y equilibrado". El trabajo, con diverso nivel de penetración, se concentra en seis países: Argentina, Brasil, Bolivia, Venezuela, Colombia y México.

Los capítulos:
1)  Nuevos paradigmas de la comunicación presidencial
A partir del desarrollo histórico reciente de América Latina, dan cuenta del surgimiento de lo que llaman el "nuevo paradigma" en la relación entre el poder y los medios. A partir de él, según ellos, se propone una nueva manera de ejercer el poder.

2)  El mensaje en vivo y en directo
Se analiza la construcción del "nuevo" mensaje presidencial. Sostienen que en todos los casos éste se caracteriza por un lenguaje simple, el de uso cotidiano, que apuntala la más de las veces a la ideología populista del gobernante en turno. Buscan llegar de manera directa a las audiencias, para evitar ser mediado por los medios. Más de alguno han prolongado la posibilidad de permanecer en el cargo modificando una y otra vez la constitución. Los hay de derecha e izquierda. Para algunos de estos líderes, sin importar su ideología, los periodistas son siempre sus "enemigos".

3)  El uso de la publicidad oficial
Los nuevos gobernantes gastan enormes cantidades de recursos de la hacienda pública, para publicitarse ellos y sus gobiernos. Si alguien "compra" hay, del otro lado, quien venda. Los dueños de los medios, pero también los nuevos periodistas-empresarios, venden lo que dicen. La información, toda, la escrita, pero también la electrónica, se puede organizar, se organiza, al pedido del cliente. Quien no está dispuesto a "vender" queda fuera de los presupuestos públicos.

4)  Yo, el único vocero
Se hace un análisis de las vocerías presidenciales. La conclusión es que, salvo contadas excepciones, los voceros son siempre los mismos gobernantes. Así, su imagen crece y se multiplica en los medios.

5)  Comprar medios o tener amigos en la prensa
La compra o expropiación de medios privados, para hacerlos de gobierno, es una tendencia de un sector de los gobernantes y hace parte del nuevo paradigma. No se trata de medios de Estado, que funcionan también en algunos países europeos, sino de medios al servicio y uso de los gobiernos en turno. Las más de las veces dirigidos por funcionarios allegados a las casas presidenciales.

6)  Dame una ley y manejaré el mundo
Hay también una tendencia a la promulgación de leyes, se los permite el control que ejercen sobre los congresos, hechas con el propósito de sujetar a los medios y restringir su espacio de maniobra. Estas leyes se inscriben claramente en la lógica de la censura.

7)  Un mundo con periodistas
Los autores hacen propuestas para enfrentar y neutralizar el nuevo paradigma. Antes plantean cuáles son los retos y cuáles podrían ser algunas herramientas útiles para mejorar la relación entre la prensa y el poder.

El aporte
El libro establece una tipología de los problemas que hoy condicionan y articulan la relación entre el poder y los medios en América Latina. Lo que se dice en el libro, así lo señalan sus  autores, "está sujeto a debate, a la crítica constructiva y a la incorporación de nuevas propuestas".

Como es natural en este tipo de trabajos, la investigación avanza y profundiza más en algunos de los temas que en otros. Hay puntos que requieren una mayor profundización y se necesita también hacer una aproximación más exacta a las realidades diferentes.

Se trata, sin duda, de un esfuerzo importante que debemos agradecer a los autores y a la Fundación Konrad Adenauer. En particular al programa regional "Medios de Comunicación y Democracia en América Latina" con sede en Buenos Aires. Hay que multiplicar estos esfuerzos. Cierto que son temas difíciles de abordar por la dificultad de hacerse de una información sólida y confiable que vaya más allá de la impresión o de la razonable deducción.

Los gobernantes, los dueños de los medios o los periodistas-empresarios no quieren hablar. Hay que insistir. Mi reconocimiento y felicitación a Martín, con quien tuve la grata oportunidad de convivir en la reunión de Quito en abril de 2009, que formó parte de la investigación, a Alejandra y a los directivos de la Fundación Konrad Adenauer.

El caso de México
La problemática de México es semejante a temas que imperan en América del Sur, pero en otros es muy distante. Aquí ya no está en juego, como si ocurre en otras latitudes, la censura o la persecución de los periodistas por el gobierno.

En eso se ha evolucionado en sentido contrario a otros  países de América del Sur.  El problema tiene que ver con el contubernio entre prensa y poder, con la compra de la "información" vía la publicidad o dinero fuera del presupuesto. Ocurre sobre todo en los estados.

Lo que se vio como virtud, que los partidos no compraran tiempo en los medios durante las campañas electorales, trajo consigo otros problemas todavía más graves. Una muy buena parte de los medios en todo el país, para hacerse del dinero que ya no iba a recibir, empezaron a vender ya no spots, pero sí las noticias, los reportajes y las entrevistas.

Lo que era una práctica excepcional y menor se ha hecho lo común y mayor. Vivimos en la permanente distorsión de la relación entre medios y poder. Quien más la sufre es la ciudadanía que nunca acaba por hacerse de la información que requiere para decidir. Esto no puede seguir.

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