martes, 2 de abril de 2013

Avance en las telecomunicaciones

 Por: Rubén Aguilar Valenzuela

La demanda histórica para tener una reforma de las telecomunicaciones, que parecía imposible de lograr hace apenas seis meses, es ahora realidad. El trabajo conjunto del gobierno federal y de los tres grandes partidos (PRI, PAN y PRD), en el marco del Pacto por México, lo ha hecho posible. La aprobación de la reforma por una amplia mayoría de los diputados rompe con cotos de poder impuesto por sectores empresariales del ramo y también con el temor del gobierno federal y las fuerzas políticas de enfrentarlos.
Ahora se abre un espacio amplio para desarrollar y democratizar el sector, que por muchos años estuvo concentrado en muy pocos jugadores.
El consenso entre los estudiosos del tema -coincido con ellos- es que se trata de una buena reforma porque devuelve al Estado tramos de la capacidad de decisión que con el tiempo había cedido y también abre la posibilidad de una real competencia y el equilibrio del sector. Con esta reforma, México se moderniza y gana la ciudadanía, que son los consumidores finales.
Entre los logros más evidentes está que ahora pueden participar nuevos jugadores en la radiodifusión y las telecomunicaciones; la creación de mercados convergentes; la fundación del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), de carácter autónomo al gobierno; la desaparición de la discrecionalidad a la hora de otorgar concesiones y la posibilidad de Inversión Extranjera Directa en radio y televisión abierta a empresarios de países que otorgue a los mexicanos la misma posibilidad.
Lo que se ha logrado no puede regatearse al gobierno y los partidos. Esto no impide reconocer que toda ley es perfectible y que ésta tiene tramos que pueden mejorar.
Existen ambigüedades en la redacción de algunos artículos que expresan las concesiones que se tuvieron que hacer para llegar al acuerdo.
Está, por ejemplo, la muy barroca construcción del IFT y el excesivo detalle en el articulado que se propone incorporar a la Constitución.
Ahora, la ley aprobada por los diputados tendrá que ir al Senado y lo que se espera de sus integrantes es que la aprueben tal como viene de la Cámara de Diputados o añadan mejoras que la hagan todavía más clara y exigente, pero que de ninguna manera implique un paso atrás de lo que ya se ha logrado.
Después vendrá la redacción del articulado de la ley reglamentaria, que va a normar con precisión lo alcanzado en la reforma, y aquí es donde ahora hay que poner el mayor cuidado, para evitar cualquier interpretación que implique algún retroceso. Ahí, todavía más que las modificaciones a los artículos de la Constitución, es donde se va a ver la envergadura de la reforma. El gobierno y los partidos cuentan con el apoyo de la sociedad, lo deben aprovechar.

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