viernes, 19 de octubre de 2012

Simposium de las Misiones Tarahumaras



Zacarías Márquez, recopilación

Colección Textos Universitarios, Universidad Autónoma de Chihuahua (UACH)

Chihuahua, México, 2011

pp.154



El texto recoge las exposiciones de los participantes en un simposio organizado por la Universidad Autónoma de Chihuahua, que tuvo como propósito analizar la presencia de las misiones jesuitas en la Sierra Tarahumara durante los siglos XVII y XVIII.

En “Thomas de Guadalajara y el compendio de la Lengua Tarahumara de 1683”, Abel Rodríguez López, de la Escuela Nacional de Antropología e Historia-Unidad Chihuahua, ofrece un esbozo biográfico de la obra de este jesuita que nació en Puebla de los Ángeles en 1648 y murió en 1720.

El padre Manuel Olimón Nolasco, de la Universidad Iberoamericana, en “Apostólicos afanes. Presencia de los jesuitas en la Sierra de Nayarit: 1722-1767”, da cuenta de la fundación tardía, ocurre en 1722, de la misión del Gran Nayar a partir del texto “Apostólicos afanes”, del jesuita José Ortega y del informe que el padre José Antonio Bogarín rinde al Arzobispo de Guadalajara en 1768 y 1769.

Sobre el establecimiento de los jesuitas en Durango durante los años de 1588 y 1589 versa el trabajo de José de la Cruz Pacheco Rojas, del Instituto de Investigaciones Históricas, de la Universidad Juárez del Estado de Durango, que se titula “Formación de la provincia Tepehuana y principios de la Tarahumara Baja”, que es el texto más amplio.

De María Cristina Torales Pacheco, del Departamento de Historia de la Universidad Iberoamericana, es “Los inicios de la tarea misional de los jesuitas en la Nueva España, s. XVI”. Hace un análisis de los elementos centrales del proyecto misional de los jesuitas y ofrece información sobre el padre Vicentij Nutij (1543-1593), conocido en Nueva España como Lanuchi, que da inicio a la actividad editorial de los jesuitas y también el padre Juan Sánchez Baquero (1548-1619), que se destacó por su labor cartográfica.

En “Segregacionismo y utopía: el programa y la acción de los misioneros jesuitas en el noreste novohispano”, Ignacio del Rio, del Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Autónoma de México, ofrece un análisis crítico de la labor misionera de los jesuitas.

El trabajo final es “La arquitectura jesuita en el rectorado de la Baja Tarahumara: pautas para la comprensión de su materialidad”, de Ramón Antonio Holguín y Luis Alberto Torres Garibay, el primero ingeniero y el segundo arquitecto, que trabajan en la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Su texto da cuenta del diseño, estructura y materiales usados por los jesuitas en la construcción de los edificios de las misiones.

Los textos son muy desiguales en su escritura, pero sobre todo en su calidad como investigación histórica. Todos, a pesar de eso, ofrecen información interesante que derivan de otros estudios. Son textos que tienen más un carácter de síntesis y divulgación. El trabajo desarrollado por los jesuitas en la Nueva España siempre me ha interesado y en los últimos años he puesto más cuidado al trabajo misional. En octubre de 2010 hice un recorrido de 12 días por las misiones que los jesuitas fundaron en Sinaloa y Sonora.

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