lunes, 11 de febrero de 2013

Remesas

Ruben Aguilar

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El monto total de las remesas que se envían a los países en desarrollo sumaron 372,000 millones de dólares en el 2011 y se estima que al cierre del 2012 llegaron a 400,000 millones de dólares, a pesar de la crisis financiera global, de acuerdo con el Banco Mundial.

Con relación al 2010, el incremento fue de 12.1%, a pesar de que el crecimiento promedio de los países desarrollados, donde trabaja la mayoría de los migrantes, fue sólo de 1.6% cuando la economía mundial lo hizo a 3.9 por ciento.  

El BM constata que los 215 millones de inmigrantes que existen en el mundo han empeorado sus condiciones en algunos países, principalmente en Europa, pero éstos se mantienen firmes en la solidaridad con sus familias que permanecen en su país de origen.

En el 2011, India, con 64,000 millones de dólares, fue el principal receptor de remesas de los países en desarrollo, seguido de China, con 62,000 millones.

En un lejano tercer lugar se encontró México, con 23,000 millones; en el cuarto, Filipinas, con 22,000 millones, y en el quinto, Egipto, con 14,000 millones de dólares.

El monto de las remesas que los mexicanos envió a sus familias en el 2012 alcanzó los 22,400 millones de dólares contra 22,804 millones del 2011, que es sólo 1.5% menor, según el Banco de México.

En el 2012, el comportamiento de los envíos de las remesas fue desigual de un semestre a otro.

De enero a junio se recibieron 11,885 millones de dólares, que supuso un crecimiento anual de 6%, pero de julio a diciembre se registró una disminución de casi 8 por ciento.

De acuerdo con el Banco de México, el promedio de los envíos que los migrantes hizo a sus familias en el 2012 fue de 313.00 dólares frente a 326.41 dólares en el 2011, que supone una caída de 3.98 por ciento.

El empleo de los migrantes mexicanos en Estados Unidos se mantiene e incluso crece marginalmente, así la baja del envío de las remesas no se explica porque aumentó del desempleo, aunque la recuperación de trabajo sigue siendo débil después de la crisis del 2009.

Los especialistas plantean que la explicación se encuentra en que el 2011 fue un año atípico y las remesas, por lo mismo, tuvieron un incremento de 21.4%, producto de un alza en el tipo de cambio, que este año se revirtió por la recuperación del peso.

Estos mismos plantean que los migrantes tuvieron menos incentivos de enviar remesas cuando saben que éstas valdrán menos al convertirlas en pesos.

La disminución de las remesas obedece no a una real reducción de los envíos sino, sobre todo, a la apreciación del tipo de cambio.

La economía de Estados Unidos demanda trabajadores con mayor calificación laboral y los mexicanos se concentran en sectores de poca calificación y de bajo crecimiento de empleo, según el BM.

La caída de las remesas en el 2012 no fue tan grave como se había pronosticado, pero hay que ver el comportamiento de estas, ante lo que pueda suceder al cierre del 2013.

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