lunes, 23 de julio de 2012

Ambivalencia panista


La candidata del PAN, Josefina Vázquez Mota, reconoció de inmediato su derrota, a partir de la información que disponía de las encuestas que la situaban en un tercer lugar. Esa declaración, que se acostumbra en las democracias, honró a la candidata perdedora y fue también un reconocimiento a la institución electoral y al trabajo de millones de ciudadanos el día de la elección.
Días después, de manera contradictoria con la declaración anterior, el presidente del PAN, Gustavo Madero, anunció que su partido decidiría hasta el mes de agosto si sus diputados y senadores se harían presentes en la toma de posesión de Enrique Peña Nieto, el candidato ganador del PRI. Lamentable declaración.
Al partido en el gobierno le toca más que a nadie respetar la vida institucional.
El Presidente de la República se reunió con Peña Nieto en Los Pinos, la semana pasada, para acordar que una vez que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) declarara la validez de la elección se inicien los trabajos de la transición administrativa. La decisión del Presidente tranquiliza los mercados y reconoce de facto al ganador de la contienda, pero también contradice la declaración de Madero.
Dos días después de la reunión del presidente Calderón con Peña Nieto, en los hechos del virtual presidente electo, el Presidente del PAN junto al del PRD, Jesús Zambrano, solicitan al Instituto Federal Electoral (IFE) que resuelva las denuncias que han presentado ambos partidos sobre un presunto desvío de fondos a la campaña del priísta a través de Monex. Al tiempo de estas acusaciones, que ponen en duda el proceso, Madero anuncia que el PAN no pedirá la invalidez de la elección como sí lo hace el PRD.
El PAN dice un día una cosa, pero al día siguiente otra. La ambivalencia del partido en el gobierno pone en duda al proceso, al IFE y a los ciudadanos que estuvieron a cargo de la elección y enrarece el clima político del país. Su papel debería ser exactamente el contrario de lo que hace ahora. Con esa actitud el PAN no se ayuda así mismo, tampoco al gobierno y menos al proceso de la transición administrativa entre el gobierno que se ve y el que entra.
La posición del PAN no le hace confiable como interlocutor político de quienes el próximo 1 de diciembre asumirán la Presidencia de la República. Esta ambivalencia le está metiendo un ruido innecesario a la realidad política del país y contribuye a generar un clima de incertidumbre en lugar de certeza. El cambio de autoridades requiere certezas.
No queda claro si la ambivalencia es sólo producto del error, de la incapacidad política que ha caracterizado a este gobierno, de la permanente indecisión que es tan propia del presidente Calderón o parte de una estrategia política, que resulta difícil de entender todavía más si el PAN ya dijo que no va a impugnar la validez de la elección. ¿De qué se trata? ¿Qué se pretende?
-- 
Twitter: @RubenAguilar
Facebook: http://on.fb.me/wxlPuC
Sitio: www.miscuadernos.com.mx

No hay comentarios:

Publicar un comentario