miércoles, 4 de julio de 2012

La vuelta del PRI



La decisión de la mayoría de los votantes, 38%, fue que el PRI volviera a la Presidencia de México. Este sector de la ciudadanía piensa que el Revolucionario Institucional debe hacerse cargo de la conducción del país.
El virtual triunfador, Enrique Peña Nieto, y su partido deben ser conscientes y actuar en consecuencia frente a dos realidades: han sido elegidos por una minoría de ciudadanos y existen dudas e incluso temores sobre cuál será el camino que tomará el PRI: la restauración del viejo régimen o seguir la renovación.
En la nueva realidad del país, mientras no exista la segunda vuelta, el Presidente de la República siempre será electo por una minoría. El padrón es de 79 millones de ciudadanos. De ésos, 32 millones, 38%, decidieron no ejercer su derecho a votar y de los 49 millones que sí lo hicieron, 62% votó por Peña Nieto: 18 millones 630,000. Sólo 25% del padrón.
No existe ninguna duda sobre la legitimidad del nuevo Presidente, pero es necesario tener en cuenta que 60 millones 370,000 ciudadanos, 75%, no votaron por ese candidato. Él está obligado a gobernar para todos y una tarea fundamental es asumir esta realidad y hacer esfuerzos para ganar al proyecto del gobierno, no al partido, a esos ciudadanos que son la mayoría.
A pesar de que el país es otro y que ya no se pueden volver a los tiempos de la opacidad absoluta o al ejercicio del poder presidencial sin contrapeso alguno, hay muchos ciudadanos, la mayoría como se deriva de los números anteriores, que temen que el PRI caiga en la tentación, así lo he oído de algunos, de restaurar viejas prácticas.
El nuevo Presidente electo, quien tomará posesión el 1 de diciembre, debe tener muy claro esta duda para demostrar que no ha lugar a esa tentación y que su gobierno habrá de continuar con el proceso de profundización y consolidación de la democracia que el país vive desde 1997 y de manera más clara a partir del 2000.
La contribución del Revolucionario Institucional a ese proceso es evidente y sin la actitud y las acciones que tomó para crear, por ejemplo, el IFE, autónomo y ciudadano, y reconocer su derrota en el 2000 y el 2006 el país no estaría en la ruta de la maduración democrática en la que ahora se encuentra en la que siguen presentes todavía muchos problemas.
Todo indica, así lo ha declarado el virtual Presidente electo, que está decidido a gobernar para todos y a seguir impulsando las transformaciones democráticas que el país requiere que implican no dar marcha atrás a la rueda de la historia. Si el nuevo Presidente y su partido no hacen realidad estas promesas metería al país en una dinámica de tensión que nadie desea.
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