martes, 3 de julio de 2012

Decisión ciudadana


La mayoría de quienes votaron este domingo decidió que el PRI regresara a Los Pinos. Después de 12 años le dan esa oportunidad que una vez más le niegan al Partido de la Revolución Democrática y ahora también al PAN.
No hubo sorpresas. Las encuestas, desde marzo y a lo largo de los 90 días de jornada, nunca variaro­n y señalaban ya el resultado que ahora ofrecen el conteo rápido del IFE y las encuestas de salida encargadas por los medios.
Estos conteos serán validados cuando termine el cómputo del Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) que se va a conocer esta misma noche. No existe ninguna duda de que Enrique Peña Nieto es el nuevo Presidente de México.
En el segundo y tercer sitio tampoco hay sorpresas y queda muy parejo como lo señalaban los sondeos. El lugar dos lo ocupa Andrés Manuel López Obrador (PRD-MC-PT) y el tres Josefina Vázquez Mota (PAN). Hay un voto de castigo al gobierno del presidente Calderón.
Después de este resultado López Obrador no tiene más camino que dejar el paso libre a las nuevas gene­raciones perredistas, pero podría intentar una tercera postulación como candidato a la Presidencia. Ya lo veremos.
Esto a pesar de que muchos analistas coinciden en que si por el PRD hubiera competido Marcelo Ebrard habría ganado o alcanzado una intención de voto muy superior­ a la de López Obrador. No fue así y todo lo demás queda en el terreno de la especulación.
Si el PAN y el PRD quieren ser competitivos en los próximos procesos electorales nacionales tienen que refundarse y dar lugar al paso de nuevas ideas y gente. En el caso del PRD está ya claro dónde están los cuadros del recambio, pero no se ven en el PAN.
El PRI y su candidato asumen la Presidencia en el contexto de un sector amplio de la ciudadanía, la mayoritaria, que tiene dudas e incluso temores sobre el regreso de ese partido al poder. Hay una historia de agravios que no puede ser negada.
A Peña Nieto, toca, es su primera gran tarea, convencer a la mayo­ría de las y los mexicanos que hay un PRI distinto. De esto tiene que dar pruebas pronto. La integración del gabinete es un poderoso instrumento para mandar señales de que existe apertura y pluralidad.
El PRI recibe un claro mandato que se puede derivar de lo que no ofreció el gobierno de Calderón: que se acabe con la violencia; que se genere un ambiente nacional de esperanza y optimismo; que se realicen las reformas estructurales; que mejore la imagen del país; que se ofrezca liderazgo y rumbo.
México tiene ahora un nuevo Presidente constitucional electo y no hay lugar a las descalificaciones producto sólo de que no se ganó. Quedan todavía cinco largos meses, es un tiempo que urge se acorte, para el cambio. Habrá que ver si Peña Nieto es capaz de responder a las demandas.

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